![[Ciberayllu]](ciberayllu_small.gif)
 |
espués
de dos semanas de estar
en el Perú, el editor no sabe por dónde empezar a compartir con
los lectores sus
experiencias de este viaje, así que pide
licencia para
anotar, con más desorden del habitual,
algunas observaciones:
- Los ataques, velados y abiertos, que se están lanzando contra
la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, con ánimos
obvios de desprestigiar a su trabajo y a sus miembros cuando sus
conclusiones empiezan a hacerse públicas. Estos ataques vienen
de diversas trincheras, algunas aparentemente antagónicas
entre sí, pero con una característica común:
haber ejercido y querer volver a ejercer el poder político
cuando los derechos humanos eran considerados «una cojudez»,
para utilizar la ya famosa e inolvidable definición
que el cardenal católico del Perú diera durante la
oscura época del gobierno de Alberto Fujimori. Se utiliza
toda clase de antojadizos raciocinios basándose en la siempre
efectiva fórmula de preguntar a quién favorecen las
conclusiones, combinada con la siembra de dudas sobre los miembros
de la comisión, pero evitándose siempre el ataque a
las lapidarias conclusiones y a los métodos
propiamente dichos.
- La asombrosa capacidad del gobierno actual para meter la pata políticamente.
No que se trate simplemente de un gran gobierno ni mucho menos con
un pésimo sistema de relaciones públicas, sino de un
claro ejemplo de la pobrísima clase política de la
que dispone el Perú, en lo que no parece diferenciarse de
algunos otros países de Nuestra América. En el Perú,
otro de los «logros» de la década pasada fue la
sistemática y sucia destrucción política de
cualquier individuo o grupo que pudiera convertirse en oposición,
y de eso se sufre ahora, pues es patente la improvisación
de los gobernantes actuales. Y algo aun peor: la orfandad de líderes
es tan grande que resulta terriblemente plausible que una alternativa
electoral provenga del gobernante anterior que precisamente hizo
posible la elección de Alberto Fujimori, y sobre quien también
pesan múltiples sospechas de delitos tanto contra los derechos
humanos como de corrupción. ¿Habrá tiempo para
que el país puede ofrecerse una verdadera alternativa democrática?
¿De dónde?
- La izquierda... ¿existe? Pareciera que aún no se levanta,
pero hay indicios de que está viva y pensando, si bien sin
brújula que le indique por dónde empezar. La combinación
de la intolerante prédica neoliberal y la historia de intolerancia
de la izquierda consigo misma han hecho profunda mella en la autoestima
(«autoestigma», decía la freudiana errata) de
los dirigentes «históricos», lo cual no tiene
por qué ser malo: la gente joven armará su propio destino
político.
Y están también los amigos, los parientes, la alegría
de poder conocer personalmente a algunos autores de Ciberayllu. Pero
de eso hablaremos en crónica aparte.
(Sale a veces el sol en Lima,
mi cara América Latina, y siempre en Jauja,
donde he escrito parte de estas líneas. Nada parece ser tan atractivo
como tu rostro sonriente y serrano, tu menuda figura, tu cabello largo
y negro que refleja en su caída cada rayo de ese intenso sol de
julio. Estando en mi vieja y despintada ciudad, no puedo imaginarte de
otra forma que no sea la de la mujer andina; más aun, cuando sólo
ayer me detuve a ver la esquina del viejo muro escolar donde te di mi
primer beso.)
Ocupado en los menesteres de las visitas y los abrazos, las conversas
y los vagabundeos, el editor se dio tiempo para añadir el siguiente
material para consideración de los lectores de nuestra publicación:
Domingo de Ramos,
poeta urbano, ahora limeño, fundador
del grupo «Kloaka», debuta en nuestras páginas con dos
escritos de Clímaco, colección de poemas que
está preparando: el primero de una prosa que no da cuartel como
mucha de su poesía, y el segundo de versos que, en la historia
que relatan, entrelazan fluidamente el cosmopolitismo urbano actual con
la presencia andina.
De vena muy distinta son los versos de Antonio Bou, quien reaparece
en Ciberayllu después de varios meses, esta
vez con unas décimas donde el sabor caribeño siempre
presente en la obra de este boricua de múltiples talentos sazona
un velo de misticismo.
En el mes donde se trata arduamente de conmemorar el ser nacional en
el Perú, dos notas culturales: en la primera, Alberto Mosquera
Moquillaza, memorioso observador, apunta cómo la
cultura limeña fue cambiando sus canciones, entre muchas otras cosas,
en los años sesenta y setenta. Y recordando con el paladar más
que con la distancia, Víctor Hurtado Oviedo vuelve a adornar
nuestras páginas con un breve pero sustancioso recuento de
la culinaria peruana. ¡Provecho!
La diáspora se hace presente con un nuevo personaje, suerte de
antisuperhéroe: nacido de las experiencias personales de Miguel
Rodríguez Liñán, Clark Chimbote cuenta sus aventuras
y desventuras buscando
trabajo en París de
Francia, ciudad
luz, faro atrayente.
Hasta pronto, estimados lectores.
Domingo
Martínez Castilla, Kuraka editor de Ciberayllu
Escriba al editor: [email protected]
Comente
en la plaza de Ciberayllu.
Mensaje
editorial anterior
© 2003, Ciberayllu, Domingo Martínez
Castilla. Todos los derechos reservados.
Para citar este documento:
Martínez Castilla, Domingo: «Mensaje del kuraka, agosto
2003»,
en Ciberayllu [en línea]
|