Tu cuerpo, tu partida
luna diseminada por la nube
quiero y no quiero hallarte
en las opacas clandestinas grutas
que horadan dimensiones
bajo los cementerios.
Eres libre de vagar disipándote
mientras yo me consumo al evocarte
tu soledad anclada en este fondo.
Mi partida, mi sombra...
Falta quietud de tu osario dormido
silencio, alcoba, beso, sordo arrullo
andamio inmóvil, polvo enamorado.
Dientes, uñas, cabellos, me penetro
por perecer en tu pecho vacío.
Sin aire en tus orillas rememoro
lágrima y luz de interminable ocaso
dejándome estrechar, huellas abriendo
en paseos entre nichos alargados
nuestros, como la muerte, como el tiempo.
Nos enterraron juntos
plácidos de agonía, sin contacto
uvas, magas y cactus nos bebieron.
Con redes y collares de tus manos
hormigas y gusanos se aplacaron
y así nos fuimos dispersando al viento.
Mis manos aún enmarcan luctuosos
tus signos sobre el polvo.
Pagan el frío sutil de los recuerdos
campanillas moradas en el fango...
Un ruiseñor en el recinto umbroso
cálices reverdece en amarillos
agujeros de nubes. Cielo raso
en florecido azogue verdinegro
de uvas playeras grises de silencio.
No escucho, no vislumbro ni presiento.
Portan antorchas dos ángeles neutros
fatuos de mármol crudo sin reflejos.
Sólo el cantor aletea en los abismos
sin voz ni pensamiento en que te aguardo.
El cielo aún ya más gris, aún más jacinto
te me voy acercando sin saberlo
piedras bajo mis pies. Cruel emisario
de Satán nos agobia, interrumpiendo
marca no ser nuestro vagar incierto.
En fósforo y azufre muerte aspiro.
Luchas con él, Miguel del sol nacido.
La doble efigie triunfa. Programado
arcángel se retira oro esparciendo.
Me adjunto a ti total sudario eterno.
* * *
© 2003, Antonio Bou
Escriba al autor: [email protected]
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Para citar este documento:
Bou, Antonio: «Del amor», en Ciberayllu [en línea]
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