Mensaje del kuraka

Primero de julio del 2005

[Ciberayllu]
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En el cotarro de la literatura peruana, el mes de junio ha estado muy alborotado, dicen, debido a las discusiones que se han suscitado en un congreso de narradores peruanos en Madrid.  No estuvieron ahí todos los que son —ni mucho menos— pero parece haber quedado la impresión de que ahí estuvieron muchos más de los cuarenta que fueron, o de que quienes asistieron representarían de una u otra forma a la literatura nacional o aún a todos los narradores peruanos de los últimos 25 años. Lo anterior no es para sugerir que el congreso madrileño no haya sido importante, porque sin duda lo fue, sino solamente para poner las cosas en perspectiva y, si es posible, destacar lo positivo de los encuentros que tuvieron lugar en este —por momentos— desencontrado congreso.

No se trata de emitir juicios sumarios profusamente adjetivados y definitivos —ejercicio en el que somos brillantemente obscenos en esta parte del mundo, que también existe—, y menos cuando quien escribe no asistió al congreso ni ha leído u oído salvo muy poco de lo que se dijo ahí (algunos colaboradores de Ciberayllu, que estuvieron en el evento, nos cuentan de primera mano sus impresiones), pero creo que sí vale la pena plantear algunas cuestiones. (El parche previo: lo que sigue se refiere exclusivamente a la discusión sobre literatura y exclusión, y no califica en modo alguno a ponencias y discusiones que sospechamos muy valiosas, pero que —por lo menos para este editor— no están aún disponibles.)

En primer lugar, las discusiones parecen implicar que los literatos andinos escriben todos literatura andina, y que ésta es escrita sólo por aquellos, en una especie de relación biunívoca que, por supuesto, no tiene por qué ser cierta. Y que no lo es: Vallejo, para ir al punto de referencia fundamental, es un escritor andino, y su poesía transita con propiedad desde Santiago de Chuco hasta las trincheras republicanas, desde la andina y dulce Rita hasta los voluntarios de España... y con suficiente buen humor para reírse de algunos estereotípicos símbolos andinos en «Telúrica y magnética»: ¡Cuya o cuy para comerlos fritos / con el bravo rocoto de los templos! / ¿Cóndores? ¡Me friegan los cóndores! En 1917, Clemente Palma, a la sazón hijo ilustre de la provincia limeña, descartó —no sin antes tratar de humillar al poeta— estos hermosísimos versos de amor: «Amada: ¡en esta noche tú te has sacrificado / sobre los dos maderos curvados de mi beso!». Muchos —quién sabe injustamente— no recordamos a Clemente Palma por otra cosa, a pesar de haber sido, en su época, lo que hoy se llama «referente»... de ese provincianismo capitalino que ya sabemos.

En segundo lugar, un aspecto muy importante que se ha tocado —y que parece haber provocado la mayor parte de las discusiones— es el de la exclusión que caracteriza tanto a nuestra literatura cuanto a nuestra historia, pero queda la impresión de que en Madrid se habló más de la exclusión de escritores, que aquélla de la literatura andina propiamente dicha, de definición mucho más resbalosa. Ambas son importantes. La primera tiene que ver probablemente con la enfermiza y cultivada centralización del Perú (lo que se repite en muchos países de nuestra América, bastante más que en otros lugares), mientras que la última está esperando aún alguna suerte de definición —sin pretender un canon inasible— y, a partir de ella, un diagnóstico que arroje algunas luces.

Y eso trae a la palestra, como tercer argumento de esta nota, algo que, por lo menos en lo que ha trascendido, parece haber pasado a un tercer o cuarto plano: la exclusión —así a secas, purita, general, sostenida y sustentada— que en su versión actual puede haberse originado, quién sabe, con el ajusticiamiento de Túpac Amaru, que marca el aplastamiento final de la resistencia incaica, y el asentamiento definitivo de Lima como capital de todo. El carácter de la literatura peruana respecto a la producción de provincias y de los literatos de provincias es sólo un aspecto de esta exclusión que hace que la riqueza cultural de Lima tienda a opacar todo lo demás, ayudada por la casi absoluta concentración y el poder enorme de los medios de comunicación de masas.

Es lamentable ignorar que exista este centralismo detestable, agobiante y claramente perjudicial. Y es por lo menos banal que se pretenda terminar la discusión proponiendo la tesis —no por conveniente menos triste y absurda— de que la exclusión en la literatura sea sólo un problema de oferta y demanda culturales.

¿Hay algo positivo en todo esto? Probablemente sí, y mucho, pues a veces la única forma de convencerse que hay que cambiar un vestuario raído e inútil es lavándolo en público: no hay nada como la evidencia de las propias carencias para los propósitos de enmienda y la satisfacción de obra.

(A veces, América Latina, sabemos de satisfacciones que ni sabíamos, entendemos de miradas que ni imaginábamos, y conseguimos míticos tesoros que creíamos imposibles, demostrándonos que persistencia y paciencia no se contradicen. ¡Qué dulce haber oído tus voces tan de cerca! Va una flor para esa flor inmarcesible, como dicen los poetas.)


A continuación, los trabajos que durante el mes de junio de este año 2005 aparecieron en nuestra incierta publicación.

El mes empezó con una agradable sorpresa de un libro llegado desde la República Checa, donde estudiosas arguedianas, bajo la coordinación de Anna Housková han incluido ensayos sobre nuestro andino y universal José María Arguedas. Ciberayllu, ayudando en su distribución, tiene el libro íntegro disponible en formato electrónico.

Del homenaje a César Vallejo, que Carlos Henderson organizó en París el 15 de abril pasado, llega una crónica-comentario de Nicole Barrière, quien habla del poeta, de Georgette, y de sus máscaras.

Más de París, y esta vez en narración, donde Pablo Krantz, poniendo su más serio rostro, nos cuenta un cuento sobre el arte de la apreciación artística de la pintura abstracta. Aprendamos con él.

Y, claro, Ciberayllu, por razones poco ignotas, no se sustrajo de las discusiones del encuentro de narradores peruanos en Madrid. Alfredo Pita, una vez más desde París, envía la ponencia que presentó en el encuentro madrileño, que trata precisamente sobre la exclusión y la inclusión en la literatura peruana escrita en el Perú y en el mundo. Damos la bienvenida a Alfredo, en esta su primera contribución a la buena lectura.

A esta ponencia se añaden sendos comentarios de otros dos participantes en el encuentro matritense. El primero, una vez más desde París, viene de la pluma de Mario Wong, quien también debuta en Ciberayllu, que comenta varias ponencias y que toca también el asunto de la aparente dicotomía «limeños-provincianos». Y el último, cerrando junio, de Dante Castro Arrasco, quien comenta algunos argumentos empleados en esta discusión.

Hasta el próximo mes, queridos lectores.

Domingo Martínez Castilla, Kuraka editor de Ciberayllu
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Para citar este documento:
Martínez Castilla, Domingo: «Mensaje del kuraka, julio 2005», en Ciberayllu [en línea]

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