Mensaje del kuraka

a ociosidad y la confusión —que probablemente son dos cabezas de la misma bestia—, convenientemente coludidas con la falta de tiempo, hacen que no pueda escribir mucho esta vez, lo que, sin duda, algunos lectores agradecerán. Así que, en lugar de escribir editoriales de dudoso calibre, prefiere este kuraka ponerse a trabajar en el material que se está acumulando en la casilla de recibidos.

Brevemente, sin embargo, algunas preguntas —y créanme que son muy poco retóricas— después del viaje a la patria:

• La distancia le juega trucos al emigrante: el país sigue marchando, activo pero cada vez más distinto. ¿Será posible volver a entenderlo y llegar a términos con su realidad si es que hay un retorno? Los amigos enfrentan nuevos retos y asumen nuevas tareas, siguen publicando libros más que relevantes, pero al mismo tiempo hay mucha incertidumbre (¿desesperanza, o es sólo mi incapacidad de entender?) respecto a lo que podrá traer el futuro, o si habrá futuro. ¿Será posible construir las patrias latinoamericanas con las estructuras de poder actuales, cuyos líderes políticos y económicos parecen estar mirando más su propio porvenir que el de las naciones que dirigen? ¿O será necesario repensar el modelo de estado-nación que parece que nunca supimos asumir como propio?

• Hoy, si bien parece evidente que los modelos no están funcionando, y que hay oposición más o menos militante a las nuevas formas de dominación económica, no parece haber consenso respecto a las rutas a seguir para salir del atolladero moral en el que el programa neoliberal nos ha metido. ¿Habrá tantos rabos de paja que empujan a la gente a escoger la impunidad por sobre la justicia?

• Y un poco en el mismo tema, es escandaloso como casi todos los medios de prensa en el Perú se esmeran en callar y no informar sobre lo que se está destapando en la Comisión de la Verdad y la Reconciliación y en el trabajo de los varios grupos oficiales y privados sobre la increíble corrupción que se apoderó del país (casi literalmente) en la década pasada.

Estas preguntas se fueron acumulando al cabo de conversaciones con los amigos que sí saben de estas cosas. Busquemos las respuestas. ¿Pero dónde, cuando ya no se sabe dónde queda la querencia de las ideologías? (Apuntar la tarea pendiente para el milenio que aún empieza.)

(Dejémoslo ahí, querida América Latina, y volvamos a lo nuestro, que no perece nunca pero confunde igual, pero con esa grata confusión que sólo da el estar entre tus brazos amazónicos, tu mente aguda y despierta y tus dientes de maíz, entre tus cantos murmurados, holgado de tus danzas y prendado de tu cabello-cascada de mil colores, con el remoto vientre siempre fértil pero escondido entre las montañas que queremos. Estás en el Perú, pero vienes de todas partes: llévame en las ancas de tu imaginación, en tus esperanzas. Yo me dejo arrastrar.)

Habiendo pasado casi todo el mes de agosto en la patria, poco es lo que se pudo añadir a Ciberayllu, pero estamos preparando abundante material, que irá apareciendo pronto.

Queremos subrayar, primero, el retorno de Víctor Hurtado a nuestras páginas, después de varias lunas. Sus escritos son siempre lecciones de buen yantar, siendo el plato los manjares del idioma (terrible metáfora: para que vean cómo el que no sabe, pues no sabe). Víctor regresa con una reseña comentada sobre un importante libro de Froilán Escobar, que ha mandado a la prensa lo que se puede considerar la primera novela, y de yapa muy bien escrita, que trata de la gesta revolucionaria cubana.

Otra reseña, esta vez por Paulo Drinot, se refiere al libro que sobre la historia de la cultura peruana ha editado el Congreso de la República.

En creación, Antonio Bou, siempre prolífico, nos ofrece una historia de un comensal que cae hasta más no poder por la joven camarera.

Y Miguel Rodríguez Liñán envía una crónica sobre otra crónica, en la que el embrujo demoniaco de las palabras lo hubo llevado por caminos algo escabrosos.

Y mejor nos ponemos a trabajar en el material de setiembre y más allá.

Hasta pronto.

Domingo Martínez Castilla, Kuraka editor de Ciberayllu
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