[Ciberayllu]

Uno. Por la mañana

Jauja, 1998: en busca del pan

Fotografías y texto, Domingo Martínez Castilla


Calle San Martín
Jirón San Martín
Primer amanecer en Jauja, después de dos años. El aire frío, casi helado, de la mañana, despierta al más dormido. Después de sentarme unos diez minutos en un poyo de piedra que hay en el patio, donde cae el generoso sol, abro la puerta del zaguán, y miro al jirón San Martín, que tiene el mismo aspecto de hace muchos años: zaguanes y tiendas pequeñas, paredes de tapia y adobe encaladas en blanco y colores pastel, techos de teja roja, ventanas con rejas de fierro, muy pocas aún rectas. Es temprano. Hay poca gente en la calle.

Camino hacia el jirón Grau: por las mañanas, entra por él, de abajo hacia arriba, el vital sol andino; por la tarde, soplará en sentido contrario el viento frío que viene del tutelar cerro Huancas, cuya sombra se acrecentará anunciando que es hora de abrigarse. Y estos cambios se sienten mucho más en esta época, cuando no llueve y cuando los días tibios se alternan con noches más que heladas, cuando contar estrellas es un ejercicio inútil, por lo interminable.

Tienda de abarrotes
Tienda de abarrotes

Lo primero que veo en Grau es una típica tienda de abarrotes, que no ha cambiado en los últimos años: aguardiante de Monobamba, en la ceja de selva jaujina; coca, vinos, velas, licores, cigarrillos «Nacional» e «Inca». Una mezcla de recuerdos antiguos y reservas nuevas compiten en el cerebro. Tienda de abarrotes: coca, caña y cigarros —para los campesinos aparceros, partidarios o simplemente peones—, eran y quizá siguen siendo parte del pago por el trabajo ajeno.

Pero ahora tengo un interés muy específico: pan, pan de a huevo, bollos, molletes, roscas, aldabitas, alfajorcitos, que sé que los venden en la esquina del jirón Grau con la plaza de La Libertad, a sólo dos cuadras más abajo. (En Jauja, como en toda la sierra del Perú y como en muchas otras regiones montañosas del mundo, los puntos cardinales son Arriba y Abajo. Norte, Oeste... esas cosas no se usan.)

Allá voy, pan nuestro de cada día.

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© Domingo Martínez Castilla, 1998

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