[Ciberayllu]
12 marzo 2003

Cinco poemas

Paolo de Lima

 

Una historia que no se puede fijar...

Una historia que no se puede fijar, nómada
y errante Historia que no se cuenta Ni a sí
misma siquiera Sin pasado No tiene relación
con nada Ni con el tres ni con el mañana

A flujos, sin interrupciones, en el medio
exacto de dos puntos sin principio
Con flujos de edades, edad niña, edad joven
y adulta, anciana, edad de muerte y tiempo
Edad que no se cuenta ni cuenta
sin estancarse el flujo, corriendo, oyendo
Huyendo sin escaparse ni sentarse
y entonces vamos, hacia allí
Una historia que fluye, en su flujo, sin
confesión de parte ni obligada
Sin poder ni Poder Con poder y Poder
Contra Poder / Auténticas líneas
de investigación, líneas de hormigas
negras, marrones y rojas —Líneas de la mano
/// Dice que es su historia /// Algo entre
la línea: la guerra Entre los flujos: la tensión
Que no vale nada, ¿y a ti qué te importa?
No aflojar no interrumpir Siempre viajar
Con los dedos y con los pies
Escribir sin molde ni modelos, ni las de tv
Fragmentariando, segmentando sin segmentos: por
interrumpir la línea, abracadabro, arcano y sucio
Tos, asma y cruz Oír sin párpados, sin pedir
Aborto del punto derramándose en la línea, fluyendo
en los pliegues y los bordes, entre los entres, en el medio
exacto de su nacimiento Azul tu agencia, sin ya siquiera
un montículo o una luz de luna que responda Que responda
hacia fuera, o en las fronteras de tus cavidades
Una historia que no se puede fijar, que nadie desea,
que nadie (no hay nadie) desea fijar.

 

Una figura como una ciudad entre dos territorios...

Una figura como una ciudad entre dos territorios
que se dividen en cuatro
la arena y el mar
y un bloque rectangular como el patio de una escuela
        nacional
o la pista de aterrizaje del aeropuerto
        Y la figura de la ciudad es un pájaro o un cordel
con ropas interiores
es un ave y es una figura precolombina
                y costera además
        Y los otros dos bloques al fondo
(detrás de la ciudad o del ave)
se ven como hectáreas de tierra bien delineadas
que desde los aviones se contemplan
cuando se está por descender
        Si la mirada se agudiza
—un ejercicio de la imaginación—
emergen de la pista de aterrizaje una mano
y la cara mofletuda y burlona
de una especie de diablillo
que intenta sacarse alguna ropa del cordel
                y es como si detuviera al ave en su vuelo
        Las supuestas hectáreas aparentan ser eternas
pero en la parte superior del lienzo
ese rojo lila
y ese bruñido color desierto ennegrecido
semejan a un manantial tranquilo
o a unas ondas
como de un huracán que en lo barroso se disuelve
        Esa ave que atraviesa el cordel
en realidad sobrevuela mi ciudad
que desde ahora imagino
        Uno inventa la figura que la memoria persiste
y es el poema el que nos medita en el desorden
que sin llamar organiza el rugir del mar en uno
                la arena que va siendo el nuevo temporal
en el brevísimo océano que el ave surcará
con las tierras convertidas en hectáreas de fondo
        Así irá marcando su vuelo
en el cielo, con ese paisaje debajo
y no sé si es en la mañana
o en la madrugada.

 

Lo raro de Ottawa cerca al río / regresando

El calor que penetra desde la ranura de la ventana
        calor que renuncia a conversar con el agua
agua corrediza, agua que fluye, y en cuatro distancias
penetra
Al ras del suelo, con el enjambre de las perlas
para permitir un líquido elemento
la tersura del camino
                los árboles se destajan
Mansamente, inigualables
abrelatas de dulzura
y sí, en sí mismas,
                las llamaradas escurriéndose
entre cucharas de nos, vacío de una
niña entre las calles
Entre los vientos, al revés de los calores,
        las búsquedas bajo las carpas
Qué puedes, anillando con las alas de lo ofrecido,
un caminito de lluvia en el rastro
pequeño martillo de inquietud 
en una tos que respira del verde saco
Hacia los soles
                transparentándose
Un golpe de dedos contra la mesa
para darle tiempo al tiempo
para reunir
la crispación de gritos desahuciados
las tiendas en atardecer sobre las estacas
Mira que no sobrevuelan las gaviotas
Mira que han descendido en las madrugadas
                del verano
Lo raro de Ottawa cerca al río
regresando de la discoteca rave
en el Market.

 

Cierto y en algún modo semejante...

Cierto y en algún modo semejante
        la noche ecuestre contesta en sus pisadas
los postigos se tuercen
en las incineradas ofrendas
                que la niña del río
entrega
        por las cercas medianas—
cabellos en las cascadas
Una por una regurgitaron las cigarras
        entonando
un trago líquido y verboso
                Alquiler
                de la estética
en las estrechas callejuelas de la gran city
Nada hace un circo en el invierno
ni en la boca seca del aburrimiento—
        Mejor
no estar, seguir con las plisadas
en St. Catherine Av.
bizco bolsillo de Montreal
Canal Rideau y el Market de Ottawa
las noches de los puentes alertas
                en el lago Ontario
por Buffalo en la Main St.
y el Niágara
No me vengas soplando nada
        Hasta que te vi no me acordé
Historia parecida
al primer cuaderno rojo
como el tiempo enterrado pero inquieto
de lo que vendrá
Nothing la contraseña
                Nevermore
pero cierto y en algún modo semejante
antes que amanezca en el balcón
y las gaviotas urbanas
                nos introduzcan
hacia el Blade Merry en el jazz
por los cien años de Armstrong
        New Orleans con las tetas al aire
y los collares de fantasía sin música.

 

De Ottawa a Boston

Para viajar has circundado las certezas
Al momento de reanudar la transmigración pasajera
        De este reino al otro
Desterritorializando estos reinos occidentales
Hacia la casa del amigo peruano
        Con tu pasaporte peruano
Y la visa de estudiante que mitiga cualquier duda
A los agentes
        Fronterizos
Algo está viajando
Y no sé exactamente qué sea
(Desclasifica tras los vidrios un planeta arrasado en el corazón
        Y subordina alguna ceremonia
En la instantánea búsqueda)
Atento hacia el Imperio, hacia los falsos signos
Como una arma invicta arrebatada de paisajes
        Con imágenes atravesando las fronteras
Y con rumores que vienen del Lago Ontario
En la descolocada ruta hay algo que mi mirada intuye
O no sabe, cuando acabo de pasar 
Montreal y llego a la frontera
Una línea que no quisiera existir en la noche sin distinción contextual
        Cuando es la quietud el anuncio de que estás
En Vermont, aislado pueblo como el verbo que poco a poco
Se marcha en sus huellas
        Y no sabes si este pueblo es el mismo
Que inspiró un Nocturno a Calvo
Las arrancadas sorpresas del tránsito
        Los circuitos y las cruces simbólicas
Porque aquí jamás verás las cruces al lado de los caminos
Como en América Latina
        Pero siempre de buen humor a los choferes de Greyhound
Y hemos partido de Boston todos en grupo
Al matrimonio del poeta de Kloaka en Filadelfia
Nuestro nomadismo cultural
Deslocalizado
Nadie hay en los bosques
Como si el solo hecho de atravesar la ventana
Me conectara con el silencio
        Tras mis ojos intuyo el tacto de los árboles
Y las correas del Metro en la ciudad
Nada como caminar junto al río al salir de la biblioteca de B.U.
        Con esas gordas ratas entrando al Burger King
(¿Ya las vieron Rocío, Sol, Vicky?)
        Aquí en la ribera un punto de luz estremece el río.

* * *


© 2003, Paolo de Lima
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