Una historia que no se puede fijar...
Una historia que no se puede
fijar, nómada
y errante
Historia que no se cuenta Ni a sí
misma siquiera
Sin pasado No tiene relación
con nada Ni con
el tres ni con el mañana
A flujos, sin
interrupciones, en el medio
exacto de dos
puntos sin principio
Con flujos de
edades, edad niña, edad joven
y adulta,
anciana, edad de muerte y tiempo
Edad que no se
cuenta ni cuenta
sin estancarse el
flujo, corriendo, oyendo
Huyendo sin
escaparse ni sentarse
y entonces vamos,
hacia allí
Una historia que
fluye, en su flujo, sin
confesión de
parte ni obligada
Sin poder ni
Poder Con poder y Poder
Contra Poder /
Auténticas líneas
de investigación,
líneas de hormigas
negras, marrones
y rojas Líneas de la mano
/// Dice que es
su historia /// Algo entre
la línea: la
guerra Entre los flujos: la tensión
Que no vale nada, ¿y a ti qué te importa?
No aflojar no
interrumpir Siempre viajar
Con los dedos y
con los pies
Escribir sin
molde ni modelos, ni las de tv
Fragmentariando,
segmentando sin segmentos: por
interrumpir la
línea, abracadabro, arcano y sucio
Tos, asma y cruz
Oír sin párpados, sin pedir
Aborto del punto
derramándose en la línea, fluyendo
en los pliegues y
los bordes, entre los entres, en el medio
exacto de su
nacimiento Azul tu agencia, sin ya siquiera
un montículo o
una luz de luna que responda Que responda
hacia fuera, o en
las fronteras de tus cavidades
Una historia que
no se puede fijar, que nadie desea,
que nadie (no hay
nadie) desea fijar.
Una figura como una ciudad entre dos territorios...
Una figura como
una ciudad entre dos territorios
que se dividen en
cuatro
la arena y el mar
y un bloque
rectangular como el patio de una escuela
nacional
o la pista de
aterrizaje del aeropuerto
Y la figura de la ciudad es un pájaro o un cordel
con ropas
interiores
es un ave y es
una figura precolombina
y costera además
Y los otros dos bloques al fondo
(detrás de la
ciudad o del ave)
se ven como
hectáreas de tierra bien delineadas
que desde los
aviones se contemplan
cuando se está por descender
Si la mirada se agudiza
un ejercicio de
la imaginación
emergen de la
pista de aterrizaje una mano
y la cara
mofletuda y burlona
de una especie de
diablillo
que intenta
sacarse alguna ropa del cordel
y es como si detuviera al ave en su vuelo
Las supuestas hectáreas aparentan ser eternas
pero en la parte
superior del lienzo
ese rojo lila
y ese bruñido
color desierto ennegrecido
semejan a un
manantial tranquilo
o a unas ondas
como de un
huracán que en lo barroso se disuelve
Esa ave que atraviesa el cordel
en realidad
sobrevuela mi ciudad
que desde ahora
imagino
Uno inventa la figura que la memoria persiste
y es el poema el
que nos medita en el desorden
que sin llamar
organiza el rugir del mar en uno
la arena que va siendo el nuevo temporal
en el brevísimo
océano que el ave surcará
con las tierras
convertidas en hectáreas de fondo
Así irá marcando su vuelo
en el cielo, con ese paisaje debajo
y no sé si es en la mañana
o
en la madrugada.
Lo raro de Ottawa cerca al río / regresando
El calor que
penetra desde la ranura de la ventana
calor que renuncia a conversar con el agua
agua corrediza,
agua que fluye, y en cuatro distancias
penetra
Al ras del suelo, con el enjambre de las perlas
para permitir un
líquido elemento
la tersura del
camino
los árboles se destajan
Mansamente,
inigualables
abrelatas de
dulzura
y sí, en sí mismas,
las llamaradas escurriéndose
entre cucharas de
nos, vacío de una
niña entre las
calles
Entre los vientos, al revés de los calores,
las búsquedas bajo las carpas
Qué puedes, anillando con las alas de lo ofrecido,
un caminito de
lluvia en el rastro
pequeño martillo
de inquietud
en una tos que
respira del verde saco
Hacia los soles
transparentándose
Un golpe de dedos
contra la mesa
para darle tiempo al tiempo
para reunir
la crispación de
gritos desahuciados
las tiendas en
atardecer sobre las estacas
Mira que no
sobrevuelan las gaviotas
Mira que han
descendido en las madrugadas
del verano
Lo raro de Ottawa
cerca al río
regresando de la
discoteca rave
en el Market.
Cierto y en algún modo semejante...
Cierto y en algún modo semejante
la noche ecuestre contesta en sus pisadas
los postigos se tuercen
en las incineradas ofrendas
que la niña del río
entrega
por las cercas medianas
cabellos en las cascadas
Una por una regurgitaron las cigarras
entonando
un trago líquido y verboso
Alquiler
de la estética
en las estrechas callejuelas de la gran city
Nada hace un circo en el invierno
ni en la boca seca del aburrimiento
Mejor
no estar, seguir con las plisadas
en St. Catherine Av.
bizco bolsillo de Montreal
Canal Rideau y el Market de Ottawa
las noches de los puentes alertas
en el lago Ontario
por Buffalo en la Main St.
y el Niágara
No me vengas soplando nada
Hasta que te vi no me acordé
Historia parecida
al primer cuaderno rojo
como el tiempo enterrado pero inquieto
de lo que vendrá
Nothing la contraseña
Nevermore
pero cierto y en algún modo semejante
antes que amanezca en el balcón
y las gaviotas urbanas
nos introduzcan
hacia el Blade Merry en el jazz
por los cien años de Armstrong
New Orleans con las tetas al aire
y los collares de fantasía sin música.
De Ottawa a Boston
Para viajar has circundado las certezas
Al momento de reanudar la transmigración pasajera
De este reino al otro
Desterritorializando estos reinos occidentales
Hacia la casa del amigo peruano
Con tu pasaporte peruano
Y la visa de estudiante que mitiga cualquier duda
A los agentes
Fronterizos
Algo está viajando
Y no sé exactamente qué sea
(Desclasifica tras los vidrios un planeta arrasado en el corazón
Y subordina alguna ceremonia
En la instantánea búsqueda)
Atento hacia el Imperio, hacia los falsos signos
Como una arma invicta arrebatada de paisajes
Con imágenes atravesando las fronteras
Y con rumores que vienen del Lago Ontario
En la descolocada ruta hay algo que mi mirada intuye
O no sabe, cuando acabo de pasar
Montreal y llego a la frontera
Una línea que no quisiera existir en la noche sin distinción contextual
Cuando es la quietud el anuncio de que estás
En Vermont, aislado pueblo como el verbo que poco a poco
Se marcha en sus huellas
Y no sabes si este pueblo es el mismo
Que inspiró un Nocturno a Calvo
Las arrancadas sorpresas del tránsito
Los circuitos y las cruces simbólicas
Porque aquí jamás verás las cruces al lado de los caminos
Como en América Latina
Pero siempre de buen humor a los choferes de Greyhound
Y hemos partido de Boston todos en grupo
Al matrimonio del poeta de Kloaka en Filadelfia
Nuestro nomadismo cultural
Deslocalizado
Nadie hay en los bosques
Como si el solo hecho de atravesar la ventana
Me conectara con el silencio
Tras mis ojos intuyo el tacto de los árboles
Y las correas del Metro en la ciudad
Nada como caminar junto al río al salir de la biblioteca de B.U.
Con esas gordas ratas entrando al Burger King
(¿Ya las vieron Rocío, Sol, Vicky?)
Aquí en la ribera un punto de luz estremece el río.
* * *
© 2003, Paolo de Lima
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