17 marzo 2004

Poesía de los 90
Conversa

[Ciberayllu]

Miguel Ildefonso

«Es maravilloso/ todo lo que el hombre puede hacer./
Es maravillosa/ su mirada, su caricia,/ su cerebro celeste.//
Para mañana,/ cuando salgamos sin ropas/ de nuestras viejos hogares,/
é l nos vendrá a juzgar,/ y no otro dios.»
Josemari Recalde. (Sin todas estas palabras)

El 13 de febrero del 2004 se realizó esta conversa con poetas peruanos de la llamada generación o promoción de los noventa. Luis Fernando Chueca (Lima, 1965) ha publicado Rincones (Anatomía del tormento), Animales de la casa y Ritos funerarios; asimismo publicó el estudio Consagración de lo diverso. Una lectura de la poesía peruana de los noventa; es profesor en la Universidad de Lima y la Universidad Católica del Perú. Roxana Crisólogo (Lima, 1966) ha publicado Abajo, sobre el cielo y Animal de camino; realizó una maestría en Derecho Internacional y Género en la Universidad de Helsinki; perteneció al grupo Noble Katerba. Rodolfo Ybarra (Lima, 1969) ha publicado La túnica de Ankou, Sinfonía del Kaos, Vómitos, Por la boca, MUERTOS; ha editado un poema-reportaje en video: «La decadencia de Lima» y el libro de ensayo Las Armas del escritor (Mekánika de ensayo)  panfleto/ agit-prop. Ericka Ghersi (Lima, 1972) ha publicado Zenobia y el anciano y Contra la ausencia; se encuentra haciendo un doctorado en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Florida y escribiendo un estudio sobre la poesía de mujeres del noventa relacionada con la violencia. Carlos Villacorta (Lima, 1976) ha publicado con el grupo al que perteneció (Inmanencia) Inmanencia e Inmanencia: regreso a Ourobórea; luego los poemarios El grito y Tríptico; es profesor en la Universidad Católica y la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.

Lo que presentamos aquí es una síntesis de dicho conversatorio (con versos de los poetas).


 

Coloquialismo:

Chueca: Con los 90 no hay esa carga que había antes en los 70, 80, de que la cosa tenía que ir por este lado [acerca del coloquialismo]. No había conciencia de que el trabajo tenía que ser homogéneo en el grupo.

Ybarra: Siempre han existido corrientes distintas; lo que pasa en el Perú es que se generaliza demasiado. De la gente del 90 el grupo Neón usó el coloquialismo.

Villacorta: El coloquialismo como instrumento popular, para llegar más directo.

Ybarra: Sí, pero no hay pautas estrictas para decir «esto es coloquial».

Compromiso:

Ghersi: No había una ideología, un compromiso político en los 90. Había que explorar, se agarraba varias cosas que no tenían que ver directamente con lo político, pero que hablaba de lo político.

Ybarra: Neón, Katerba, fueron grupos contestatarios. En esa época, la subversión, la izquierda, eran espacios a los cuales los grupos no querían entrar, eran especies flotantes; por eso se acercaban más al anarquismo. La poesía ayudó al surgimiento de rockeros subterráneos y a los artistas plásticos. Al pintor Alfredo Márquez lo metieron preso.

Temática:

Ybarra: Al inicio todos queríamos escribir bien; todos escribíamos lo mismo, la misma temática: Lima, drogas, el Xanax, etc. Luego uno quiere otra cosa. Yo me fui por el lenguaje, deslindar posiciones, temáticas. Buscar algo nuevo. La búsqueda de un escritor es apostar por algo nuevo.

Villacorta: Por más lejano que sea un poeta hay cosas comunes que se filtran en todos. En términos de experiencia todos hemos pasado lo mismo. Pero en el trabajo poético, a la hora de escribir, va cada uno por su lado.

Ghersi: En el caso de mujeres, Doris Bayly refleja el lado oscuro de la adolescencia, y lo mismo se ve en el segundo poemario de Victoria Guerrero, algunos poemas de Montserrat Álvarez: hay un tema allí que se desarrolló en la década pasada.

Ybarra: Hay una temática que siempre se repite, la de la calle, la del dolor, tipo Giuseppe Ungaretti. Pero hay una poesía en el 2000 que parece que ya no le interesan estos temas. Discrepo con González Vigil cuando dice que la buena poesía llega a ser tal cuando ya no importa la temática, es sólo el lenguaje. La temática es importante, no un social realismo, sino que refleje lo humano. Hay una poesía vacía, atmosférica, del reloj, del tiempo, que cae una tuna. Esas cosas no me satisfacen. La temática de los 90 fue clara, pero ahora hay un rompimiento que viene del mercado, los medios masivos de comunicación, la prensa, la radio, que hace que los jóvenes talentos escriban banalidades. Obviamente son plumíferos aleccionados correctamente en el lenguaje, sin deficiencias lingüísticas; pero vacío, que no llega a nada, que más bien lleva a un no-pensamiento, una negación del verdadero arte. Yo pienso que, si no hay dolor, no hay arte.

Villacorta: Los cinco últimos años de los 90 fueron duros por la carencia de propuestas claras. A mí me parece que la idea de la ausencia fue bien clara. Libros que tienen ahí a la ausencia no como retórica sino como carencia de algo. De allí viene lo metalingüístico, y luego de lo metalingüístico viene otra cosa ya.

Tradición:

Crisólogo: Hay un abismo entre lo que se escribe en provincias respecto a Lima, el abismo es fuerte. De qué hablamos al hablar solamente de Lima... Se continúa con el autoritarismo.

Ghersi: En los 90 la cuestión editorial fue pobre; si aquí no llegaban libros, a provincia menos. La ventaja de no haber tenido acceso a libros del extranjero a inicios del 90 hizo que se publiquen aquí a autores mayores peruanos. Empezamos a retomar a esos autores, a los del 40, a los del 50. Sí se dio bien, por ejemplo en el caso de Martín Rodríguez Gaona, la lectura de Carlos Oquendo de Amat.

Chueca: No sé si tanto la poesía de los 90 o de inicios de los 90 se nutra mucho directamente de la tradición, pero lo que dices me parece interesante. Entre nosotros sí  había, y probablemente por lo que tú dices, un interés de conocer esa tradición, de saber qué había, qué fue Hora Zero, etc. Ahora no sucede lo mismo, no tienen conocimiento de la tradición, y como lo veo, ellos saben lo que están escribiendo ellos y sus amigos, y dos o tres nombres típicos, pero no tienen un conocimiento de lo que ha sido la poesía peruana. Y creo que no sólo tienen ese desconocimiento sino que a la mayoría «les llega».

El 2000:

Villacorta: Lo que veo en ellos es que sienten que la poesía ha vuelto a nacer con ellos. Con esto de la tecnología, el acceso fácil a todo. Se hace fácil ser poeta.

Ghersi: Vuelve el síndrome Rimbaud.

Ybarra: En los 90 había más investigación, preocupación. Lo que pasa con el internet es que a la vez que te conecta con el mundo, te desconecta de los que están a tu alrededor.

Villacorta: La idea de ahora viene del happening, que todo puede ser arte, que todo puede ser poesía.

Ybarra: El internet, el celular, crean seres difusos.

Ghersi: Ahora la gente joven es ciudadana del mundo. En relación con la gente del 90, como que de pronto la gente del 90 no se sentía que pertenecía a nada.

Ybarra: La cuestión de la violencia fue un contexto en los 90, que marcó.

Villacorta: Ahora ese referente es lejano para los nuevos.

Ghersi: Es algo que para los chicos de ahora ese caso está cerrado y no les pertenece.

Villacorta: La tecnología puede ayudar a producir un nuevo trabajo, pero hasta ahorita no se ha dado.

Ghersi: En los 90 lo que ayudó a crear circuitos alternos fue la aparición de otros espacios, universidades como la de Lima, Ricardo Palma, o el taller de Sandoval, el Museo de Arte, Mammalia, etc. Ahora se están perdiendo esos espacios. Lo mismo sucede con los medios de comunicación. Antes había más espacio para la Literatura.

La crítica:

Chueca: No hay crítica. Antes había algo en la prensa, pero eventual, que no era crítica tampoco.

Ybarra: Se confunde mucho, por el hecho de escribir veinte líneas de reseña ya se dice que es crítica. Un «reseñista» que al final es un letrateniente, que quiere dirigir el tránsito de la literatura, éste sí, éste no, éste es sobrino de tal persona y se le hace una publicidad. Se confunde mucho el oficio de reseñista con el de crítico literario.

Ghersi: Las revistas salen más tarde, y cubren el espacio que en los medios masivos no había. Dédalo, Dedo Crítico, Ajos y Zafiros, More Ferarum, etc.

Crisólogo: La crítica apuesta más por los narradores.

Ybarra: Es que la poesía no es rentable.

Ghersi: Se ve también que hay poetas que escriben prosa, como es el caso de Carmen Ollé.

Ybarra: Rocío Silva Santisteban también, y que en poesía su lenguaje se acerca cada vez más a la prosa, lo cual no digo que está bien o mal, sino que es una tendencia.

Ghersi: Es interesante ver que son mujeres las que están explorando este género.

Chueca: Pero ahí están Hinostroza, Verástegui.

Ybarra: Eielson antes.

Ghersi: Creo que somos muy conservadores en literatura, no salimos de esa especie de miedo de romper esa visión estándar de los géneros literarios. Hay un crítico noruego, BirgerAnvik, que denuncia a la crítica peruana como conservadora. Sus ejemplos son: Eielson, Moro, que se fueron; y Westphalen que deja de escribir por mucho tiempo. Por ahí que tiene razón. En los 90 se ve la exploración por varios campos, ahí Montserrat o Martín Rodríguez. Pero cuesta más trabajo, más tiempo lograr algo sólido, porque se está experimentando bastante.

Crisólogo: La crítica peruana es muy pobre y miope.

Chueca: Pero no nos guiamos por lo que dice «la crítica».

Ybarra: Es que no hay un espacio verdaderamente de crítica literaria. Esto que estamos haciendo aquí es un espacio de crítica. Pero media página en La República, en El Comercio, eso no es crítica. Los pocos medios que hay sólo sirven para reforzar a los que ya existen, a las vacas sagradas.


Muestra

LUIS FERNANDO CHUECA

ocaso de sirenas

ocaso de sirenas, esplendor de manatíes
José Durand

No sirenas, sino horrendos manatíes
mamíferos obesos que la ansiedad y la distancia
volvían provocativos cuerpos de mujer

Y sin embargo, cuando de tarde en tarde,
alguna noche o al amanecer de mis desveladas jornadas
oigo que atraviesa la ventana un canto agudo
y dulce que pronuncia nombres al azar
y siempre son
el mío               el mío               el mío
¿No eres tú, sirena prodigiosa?
¿No es tu voz la que me llama en cada palabra que pronuncias?
¿No es tu mágico chillido el que se escucha?

Entonces yo, ¿qué espero para dejarlo todo y
seguir tus huellas en el mar?

¿Será una duda razonable que me impide dar crédito total a mis oídos?
¿ Un resto de cordura?
¿ Un frío impulso que me advierte de un futuro irreversible y desquiciado?

¿O tan solo estas amarras que me detienen en mi lecho,
estas gruesas sogas con que he pedido que me aten
tarde a tarde,
alguna noche o al amanecer de mis desveladas jornadas
cuando la fiebre invade mis sentidos
y presiento el engaño de tu canto?
¿Estos lazos, digo, que me sujetan en la cama,
a otra sirena,
o más bien, a otro obeso manatí
igual que tú?

 

ROXANA CRISÓLOGO

En el ruedo agitado
de idas y vueltas    contrariada
pesca sin fin milagrosa en el umbral del lago
en la iglesia ortodoxa todos de pie evocan
esa humilde casa de huérfanos en Iraq
cuántos olores oscilan en el astillero para reconciliarse
recuerdo la oscuridad mellada por el paso de las botas
famélicos   desorbitados ojos que un cuervo pasea
en el coro rampante de insectos
para dar paso al corazón
entre brazos que acomodados distinguen los almendros
de los rostros distendidos en los focos
de las lámparas   cuando el tren
persigue el albedrío de la nieve
y se estrella en la cabeza de un árbol
nombres sobre todo
los tatuajes de las piedras
los cartones de lino que son vestidos de sogas
hamacas donde recostar el cuerpo
pensar que el camino ha sido largo
ha valido la pena estrellarse contra la pared
rebuscar en las sombras
la señal de identidad   el rasguño   la crin
sin confesiones ni el embarazo que dé a luz el exilio
que no es hacer un recuerdo del espacio de quién sabe quién
en una celda contando cómo fue tumbándose tras las órdenes
mutilando su sexo   la corteza   el muñón
aquella noche de Serbia   y su mañana en Lima
  agonizantes niños de Iraq
cuya comparación más exacta es el mundo
que espera abotagado en la banca
con tantos o más dedos que contar
en los inhabitables edificios de la mente
  volados por innumerables bombas
violados por innumerables hordas
               aquella noche montada en un pájaro salvaje.

 

RODOLFO YBARRA

1.- Dicen que los cerdos

Dicen que los cerdos son buenos amantes
Me hubiera gustado nacer cerdo
Y con mi sexo enlodado crear cerditos iguales a mí
Un buen chancho hubiera sido yo
Con mis cachetes inflados y el estiércol en mis labios
Correteando en el chiquero a mi chancha
Compartiendo nuestra omnívora suciedad

Me hubiera gustado nacer cerdo
                        amar como cerdo
                                   gozar como cerdo
Y en cuatro paredes de caca
Hubiera entregado la miel de mi amor
Un buen chancho hubiera sido yo
Gruñendo a la noche, mordisqueando
                       la verdura de su corazón
Lamiendo la sal de mi amada
Y en Año Nuevo hubiera acabado feliz
Con la cabeza decapitada
Brindando en una mesa de borrachos

Veinte

Medir lo inconmensurable y tapiar ese agujero imposible
                                             De dimensiones infinitas.
Así el dolor concluirá con nuestra voz deslavazada e impersonal.
Concluirá también la nada y el todo.
Geométricas figuras en los espacios ignotos del vacío.
¿Entregaremos este cuerpo como se entrega la noche al día
                                                  y el día a la noche?
Lejos. Lejanos. En el infinito parecen unirse. Lo que el ojo ve ES.
Medir y calcular con nuestra regla de tres simple cómo se hincha
                                                                      Lo purulento.
Brota una gota de agua y sal llamada ¿lágrima?
El cuerpo admite sus números pero estos abstractos
                                                          No muestran la caída.

 

ERICA GHERSI

Interstate-75

atrás
las naranjas
y las chicas que
con todo pueden

el asfalto hacia el sur
abre otras puertas

mejor
cuando se mira el camino
desde el aire

temía ser como tú
padre de la
teoría y la política académicas

en tus labios
ironía
sobre la que pudo ser
si se hubiera quedado
donde estaba

pero padre mío
soy producto
de tu insano esfuerzo
de infundir miedos y angustias
en aquello
que alguna vez fuiste

como tú
vengo del sur y
por las mismas razones

limpia la ruta que dejé
para que celebres mi regreso
que es también el tuyo
porque hace mucho tiempo atrás
quisiste lo que quiero

yo ahora.

 

CARLOS VILLACORTA

Del Vallejo más lejano

uno

Aire sombrío aire impuro.
Aire turbio con sabor a mosca, tres veces te sentaste en la cabeza de Cristo.
Tengo aire para ti, tengo sed para ti. Pero tú eras aire, aire refractario, aire consagrado. Mejor entre los ladrones, a ellos raza humana, tristísimos, para ellos aire divino, tres veces con sabor a mosca.

dos

No te he visto repetido
Trílcico, trílcico, trílcico
incipiente palabra con que el mar se hacía espuma
el origen                       movimiento,
la reverberación           latido.
Padre ¿dónde has dejado tus piedras, sino escondidas entre tu boca y tu boca
semejante a esa mosca huidiza, siempre repetida, esquinada
en la sonrisa del muerto ya sepultada por la arena?

Primeros pasos frente al espejo

Miro mi cara en el espejo para saber quien soy, para saber
cómo me portaré dentro de unas horas
cuando me enfrenté con el fin. Balbuceabas Borges,
así era tu recuerdo, tu espada o tu rostro blasfemado
como si bruscamente el mar estuviera cerca
y jadeando. No hay hombre, Borges, que acosado frente a sus palabras
no haya abierto un infierno para sus más prójimos
una íntima manera de caminar, de mirar en un espejo
el inmenso abismo de su memoria.

* * *


© 2004, Miguel Ildefonso
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Para citar este documento:
Ildefonso, Miguel: «Poesía de los 90 - Conversa.», en Ciberayllu [en línea]

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