Agora
Gorgias,
Augur, gozne, pubicornio
«Soy el que soy», berrea el arbusto
De andamiaje rojo, al hierrovivo
Pero nos quedan, Gorgias,
Algunas hojas brotas,
Alguna que otra alternativa: queda.
La flecha, dice Gorgias,
Gorgoteando (como el grifo piso-abajo que
Se nos escapa, líquido de radiointerferencia,
Por las escaleras, por entre las piernas
Espacio grave aquel, macabro Gorgias,
Entrepiernas comprometedor
Puente, suspensión, o kiri, eleyson, voltaje)
¿La flecha, dice?
Ya no nos restan tránsitos ni residencias fijas.
Las flechas, Gorgias, ya no existen hace mucho.
Prueba de eficacia de lo indiferente.
No, no confundir, retracta,
Serpenteando a desniveles, desaguándose
La lengua (enreda, ésta, entre las piernas
Del amanuense, que sescribe a vuelco
Paralelolego, tsk tsk tsk) anota.
La k, hecha agua (nos remitimos, fiel
Discipulado, a los orígenes, al
Preter-réquiem, a la esencia dúctil,
Plebe de electricidad, que es siempre el agua)
¿Pero otra vez, demonios?
Es que siempre se termina, dice el otro (apunte, amanuense,
Apunte todo, nada que esté escrito queda libre de causa, consonantes,
O incriminación).
Sí, otra vez: resulto debe parecerle a usted, al menos
Muy simpático, royéndome la cola
Entre cóctel, cóctel (y otro cóctel),
Entre dúctil y agua y gaseoducto.
Si le dicen que Gorgias, mihijo,
Se hizo agua,
Dígales (apunte) que no queda otra
Más que dar la muerte, el tiempo, el recableado de la letra k
(Tipista, apunte!),
Antes que la hora se acurruque,
Sola, ascética, acuciosa
Sobre mi regazo,
Hecha féretro, jeróglifa y quizás, un cóctel.
Deshecha en celo
De hecho, en elemento,
Se relame ella, ahora, entonces, las arrugas
Como para reeditar la cara, sorbe Gorgias,
Como para reeditar las fasces de la tierra
Restan faros, restan aún desfalques,
Resta tiempo, el poco que retengo en el escupidero,
Entiérrenlo conmigo (apunte, escriba, apunte,
Que la hora ya se cierne gata, tierna y déspota
Por sobre el centro hueco de la tierra,
Recableando un ukelele o una balalaika
O algo afín,
En todo caso.
Ahora que la veo bien, dígase mejor
Que Gorgias muere en vano, que es así como se
Llevan bien las cosas).
Apunte que les guardo la hora entre los faros,
Tiene piernas presas de los segunderos,
Del escriba que se me descose como agua
Entre los labios creo que esto ya lo he dicho antes,
Pero me gusta, suena bien.
Nos quedan, valga, Gorgias
Unas pocas horas para remediarlo todo,
Antes de que se nos ditirambe por las escaleras.
Se vislumbra cierto vil respeto en ti por los alcoholes,
Gorgias,
Ciertas ansias secas
Por el cese al fuego, por la
Reconquista de los faros por los incendiarios.
* * *
© 2003, Mónica Belevan
Escriba al autor: [email protected]
Comente en la Plaza de Ciberayllu.
Escriba a la redacción
de Ciberayllu
Más
literatura en Ciberayllu |