I.
detrás de sus gestos escondía más señales
madre está en la cocina
y cerca al fuego acechan las manos del fantasma de lu
lu era hermosa. no hay otra manera de recordarla
pero ella se empeña en aparecer fea ante los niños
los amigos
los viejos conocidos
el día de su muerte fue triste
un sol de primavera desnuda
arañó la tierra y el cemento
y lu, que era como el aire, ya no había
un niño me preguntó por qué el día se mostraba tan apagado
lu ha muerto, le dije sin mayor rodeo
esa respuesta me provocó náuseas
¿qué menos podía ocurrir?
y ahora lu aparece
una lu de gelatina
que no nos perdona que no la terminemos de olvidar
lu, la hermosa lu
bella y cariñosa entre las bellas y cariñosas
siempre fue incapaz de comprendernos
la veo cerca al fuego
es transparente
madre le pide permiso
lu la ignora
y yo me arrepiento de no haberle robado un beso jamás
II.
me encuentro frente a la boletería del cine
espero a lu: recuerdo un recuerdo
ella es géminis y teme traicionarme porque es como yerma, beatriz y lucrecia
depende de la hora en que la encuentre
qué película veamos de qué sueño me despierte
entonces lu no era un fantasma
sólo el bello tormento de esa parte de la ciudad
estoy ante su lápida
recuerdo la película en la que ella murió
III.
lu corre y su atuendo de velos deja una estela blanca en cámara lenta
la escena se debate entre el romanticismo más inglés o alemán
y la cursilería más barata
pero con lu no interesan las categorías aunque se trate del estereotipo de su fantasma
¿y cómo fue la muerte de lu?, insistió el niño
muy simple, le respondí
parecía una secuencia narrada por kawabata
es decir, lenta, intensa y evocativa
¿has leído a kawabata?
el niño me mira con odio
su desprecio es elocuente
lu es el fantasma más feo que he visto en mi vida, masculla
lo perdono: él no es capaz de recordar que lu era la más bella
IV.
madre tampoco ha leído a kawabata
sin embargo, me mira con una ternura que me ase bajo un cerezo
le respondo con mi silencio
como suelo hacer cuando espero al fantasma de lu
ficción de pulpa
realidad de cáscara
siempre que lu sea la semilla que caiga en mi jardín
el niño olvida mi presencia
y juega con su tren eléctrico
aúlla como una locomotora
ya no existo para él
V.
salgo a la calle
y escribo el nombre de lu sobre el muro que cerca un terreno baldío
madre me ve desde la ventana
no la veo pero lo sé
y el niño sigue aullando a mil por hora
traspaso el muro
y subo al segundo piso de la casa
que no existe
lu duerme en la habitación más grande
la observo desde el umbral
que es irreal
en ese instante yo soy un espectro para ella
un espíritu de carne y hueso
ella levanta un párpado y clava su ojo marrón en mi frente
sonríe
sonríe como sólo podría hacerlo
alguien que acaba de morir sin dramatismo
madre carraspea
me froto los ojos
y estoy ante el nombre recién escrito de lu
el niño estrella la locomotora contra el piso
y lanza una carcajada
VI.
lu es un eco
sí, el fantasma de lu: una imagen acústica que tarda en llegar
una figura atrapada en el fondo de una piscina
el ánima que avanza y retrocede por una calle quieta
lu se esfuerza por lucir bella
pero asusta
sus ojos miran demasiado
sus manos tocan más allá de la piel
acarician los huesos
su voz no es humana: es un hilo de sangre
que se hace camino entre los recuerdos
lu, bella lu, tu primera muerte fue un golpe muy duro
y verte ahora supone una segunda pérdida que arrebata todo sentido
VII.
el niño está haciendo un terrible berrinche
lu fue muy lejos
madre sugiere que dejemos esta casa
antes ha llorado con discreción
es posible que abandonemos esta ciudad
siento alivio: muchas voces en tan poco espacio
¡eso me enloquece!
el niño no deja de berrear
madre no consigue disimular su dolor
se va el alivio porque lu aparece como una espina clavada en mi garganta
una piedra en mi zapato
madre reza por ti, lu, besa estampitas
y le da dulces al niño que has asustado
dejar la ciudad sería terrible
madre está preocupada por mí
y el niño ya no quiere ni oír tu nombre, lu
VIII.
detrás de todo fantasma hay una historia terrible, ¿no?
tú lo sabías, ¿verdad?
y lo sabías muy bien mientras morías, ¿no es cierto?
¿no tuviste otra mejor idea
cuando tu misma mano buscó esa forma perniciosa y lenta de morir?
con tu muerte nos privaste de innumerables cosas
para empezar, te llevaste una parte del pueblo
y acarreaste casi todas las piedras del camino
porque sólo dejaste una: tu lápida
un gran bloque gris con tu nombre
y una breve historia que no es terrible
pero tú y yo sabemos que no es así
porque tu nombre es falso
y el relato de tu existencia, lu querida
el que escribí de tu ventana a la mía
es realmente patético y desgarrador y no se halla en una sola piedra
sino en la boca de muchos, ¿verdad lu?
ellos, que aún no logran olvidar y dejar su propio cuerpo
esos verbos aún no descarnados
te admiran y desean también, pero no tanto como yo, querida lu
maldita lu
¿por qué no me hablas?
¿por qué ya no apareces de la nada y me asustas
con tu expresión triste de abril?
¿acaso no puedes aparecer en mi absoluta oscuridad?
lu, ¿sabes cuál será mi venganza?
ni te la imaginas: decirte que el niño ya no te teme
IX.
de lejos, la ciudad se ve pequeña
una ciudad esqueleto, un pueblo ahora ya descarnado
lo cierto es que se trata de un lugar muy pequeño
apenas de unos cuantos recuerdos que simulan ser casas y habitantes
entre polvo y telarañas a la vera de un río seco
de hecho, hace mucho, tenía más muertos que vivos
más tumbas que camas
más espanto que felicidad más lamentos que sonrisas
el niño me mira sin comprender
y me pregunta si he leído a kafka
no, no he leído a kafka, le respondo
¿quién es kafka?
el niño ríe como un adulto desencantado
y pasa su mano izquierda por mi cabello
él sabe que yo no puedo salir de la ciudad
que me encuentro en mi frontera infranqueable
que debo volver a la puerta de la habitación de lu
que tengo el deber de inventar las historias terribles
de cada uno de los fantasmas que persiguen a los visitantes
regreso, vuelvo a mi silla de guardián
en la casa embrujada del parque de diversiones
el niño me hace adiós a lo lejos
y madre le lleva de la mano mientras va creciendo
* * *
© 2003, José Donayre
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Para citar este documento:
Donayre, José: «El fantasma de Lu, poesía», en Ciberayllu [en línea]
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