[Ciberayllu]
21 enero 2002

miedo

José Antonio Cruz Ampuero

 
 

Yo me traje esa piedra a mi casa y la acomodé
preciosamente sobre mis libros, como un pisapapel,
un testimonio de haber ya vivido otro tiempo
quizá parecido a este pero sí puro y salvaje

Enrique Verástegui

 

1.
debajo de mi cama escucho unos pasos
cierro y aprieto los ojos
para evitar pensar que tengo miedo
el diazepán es una maravilla cuando te entra la paranoia
aunque en cantidades excesivas
te hará salir de la pista como un saltamontes en el campo
y tal vez no tengas más cosas que contar

debajo de mi cama se están peleando los inocentes
y cierro los ojos porque tengo miedo
no voy a dejarme ir tan fácilmente
para eso es suficiente un par de tajos en las muñecas
un disparo que estrelle mis sesos contra la pared
dibujándole una aureola roja al clavito de las llaves

2.
hace muchos años, tomaba té
mataba la resaca
mientras
el barrio chino salvaba mi mañana de domingo.
mi cabeza era una mosca atrapada
por el vidrio, la ilusión de libertad es un parásito
que se repite

no soñaba con tus piernas tus ojos tu vientre
tu ser, ahora distante y mutilado por el recuerdo,
complejo y maravilloso
como los ojos de una loba
(porque, ya lo dije antes,
tú no eres sino tu recuerdo en mí, y a mi muerte
te desvanecerás como el humo del último cigarro)
ni pensaba en las cálidas noches que me brindabas

gritaba tu nombre y me inyectaron
líquido espeso

ahora, sin nostalgia, sólo deseo tus piernas en mis hombros
tu cabello delicadamente recostado sobre mi almohada
antes de tomar el último trago
dejar este teclado mugroso
que avanza con impaciencia, como si se hubiese apoderado de mi voluntad
y lo que tengo que decir no fuera esto

3.
tengo miedo —o paranoia— de salir a la calle durante el día
no puedo ver el sol
no puedo gozar de una pálida mañana donde la lluvia es un regalo
sobre un prado cargado de flores amarillas
porque sólo resta en mí el temblor y la alucinación
a la noche la tengo como mala amiga,
si no me detengo
si la música no ayuda
si tú comprendieras
digamos
un 10%
de lo que pienso
y no fueras tan bestia tan bestia tan bestia que tengo ganas de matarme
(y hacerte desaparecer)

4.
quizá no sea miedo
o simple cobardía no hacer lo que consideramos una necesidad
porque el camino del poema está cargado como una 38 en mi cintura
y al frente tengo filas de cadáveres
gente que no pudo más y cortó camino
como cortar un cardo en la ciudad
(es a eso que le tengo miedo)
y cayó por los dolores de cabeza
se encontró con un paraíso similar a éste:
un jardín poblado por sujetos insensibles
borrachos misteriosos
mujeres incomprendidas por sus maridos
maridos incomprendidos por las putas
por el dolor de una bala partiendo tu parietal,
sin salida

5.
la locura ¿es una mágnum en la sien?
o es una paloma verde —no, eso es belleza,
como lo son tus cabellos dorados
tu sonrisa que escapa
mis manos en tu pecho
la noche junto a ti el amor / el amor / el amor—
no, la locura es tener una vida normal
amanecer una mañana tras otra,
cumplir el horario y reír
la locura es pasar bajo la puerta sin detenerse a mirar afuera
la locura es no hacer nada ante tanta torpeza,
creer estar por encima de los otros
no saber que los otros son tú, tu familia, tus hijos
(que siempre libre dios de mis poemas)
y nadie más

6.
hay otra locura, que se vende,
nos la hacen pasar como un billete falso
en esquinas oscuras
es no entender que
todo lo que alguna vez marcó tu retina, tus oídos, tu tacto, no existe más
se ha marchado en el mismo instante que lo olvidaste
como olvidaste atar tus zapatos esta mañana
y salir a la calle a gritar que el futuro no existe
es  acaso una pose, como cualquier otra
porque no puede existir futuro si no existe presente
y eso me aterroriza
porque tengo miedo en el presente
tengo miedo de los días que me quedan
(y de los que le quedan a quienes amo)
tengo miedo de los días que están pasando
mas no tengo miedo al final de los días
—sin reventar una pizca el sistema que me asfixia,
aunque hay días que amanecen serenos—
y el presente no es más que una ilusión, es sensible
pero de todo esto nada queda sino un miedo sin fin, un miedo caracol
un perro se muerde la cola y dice que existe

7.
métete un tiro —en la nariz o en la sien— los plazos son distintos
el final es siempre el mismo
deja que ocurra, ocurrirá de todos modos
el pez grande se come al pez chico
pero el perro chico se tira al más grande
todo es hoy un gran charco de fluidos
en el que nos revolcamos
esperamos un sol que no va a salir
como tú no sales, a pesar de mis piedras en la ventana


Comentario privado al autor: © José Antonio Cruz, 2002, [email protected]
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