Alain Delón

Cuento

[Ciberayllu]

Antonio Bou

 

Te digo que estoy viejo. En enero vino Alain Delón a verme, no Alain Delón sino mi hermano, dos años más joven, al que después de Rocco y sus hermanos, todos llamaron Alain Delón, y él aún se lo cree.

El otro hermano, de edad entre los dos, desapareció como vulgar porteño hace ya más de diez años. Estaba en la oficina (era filosofologicomatemático), llamó a su mujer a la 1AM y le dijo que ya salía (iban de viaje esa madrugada). Nunca llegó.

A eso de las 6AM apareció el carro, chocó contra un camioncito que repartía periódicos, se bajaron tres tipos que huyeron en otro carro y nunca se supo más de ellos. Nunca apareció el cuerpo, si hubo cuerpo. La policía no dice mucho, creen que el motivo fue político. Dejó una hija que no he vuelto a ver.

Bou: Hombre en verdeVolviendo a Alain Delón (que es ingeniero eléctrico) con quien, cuando niños y aún cuando universitarios, tuve cierta relación brutalmente incestuosa aunque agradable, fue buenísimo verlo y estar juntos tres días.

Vino solo. Después de que nos casamos, el mismo año y cada uno por su parte, no nos hemos visto más de tres veces y por muy cortos períodos. La última vez que vino mis hijos eran niños, esta vez conoció a tres nietecitos que me hicieron viejo de un día para otro aunque ninguno llega a dos años y no suman tres años los tres juntos, y por ahí viene el cuarto.

Alain Delón me llama a cada rato por teléfono pero yo nunca lo llamo, a veces manda un e-mail desde su oficina y se lo contesto. Es dulce, es amable, pasamos en enero tres días preciosos, recordando, comunicando perfectamente. Pero yo me casé con la Virgen María y Alain se casó con la Mujer Maravilla.

Tiene Alain dos hijos (27 y 29 años), pero no nietos, lo que dice me envidia, yo cinco (de 23 a 29 años) ya libres por el mundo, felices, creo, perfectamente independientes. Cenamos todos juntos las noches en que Alain estuvo con nosotros, alegres, como si el tiempo no contara...

Se fue Alain Delón y me ha mandado por correo unos libros preciosos de fotografías de la Costa Azul, quiere que vaya, no lo dice, sólo pone en la primera página un pequeño y tímido ¿cuándo vas a venir?

La Virgen María montó tienda por su cuenta hará unos diez años, la Mujer Maravilla sigue fiel a lo de ella. Mis hijos se quedaron conmigo en esta casa que da al mar. Los terminé de criar solo, libres y felices, así corresponden y me encantan. Aún así mantienen buena relación con su santa madre, siempre virgen, con la que no he vuelto a hablar ni en la boda de las dos niñas.

Ahora vivo solo (¿qué ibas a esperar de alguien que fue amante de Alain Delón y esposo de la Virgen María?), siempre más feliz que antes, con relativa independencia económica, pinto, escribo, leo, y mantengo relaciones bastante fructíferas intelectualmente con algunos discípulos. La mayor parte del tiempo pinto. Si pinto con modelos, que es como suelo pintar, a través de ellos sé cómo marcha el mundo.

En cuanto a política, pues estuve fichado mucho tiempo, y aún hoy lo estoy. De pertenecer a algún grupo político, se podría decir que pertenezco desde muy joven al Partido Nacionalista fundado en los 30, bastante antes de yo nacer, y que prácticamente no existe después de que los grupos marxistas se lo adueñaron en los 50, y mientras su fundador estaba en la cárcel.

Pero mantenemos algunos vivo el espíritu del maestro fundador, la conciencia de la república libre y soberana de Mariembad, que ha existido y existirá siempre. No me reúno con nadie, no voy a mítines ni celebraciones, aún así interceptan mi teléfono y hasta se meten en casa cuando no estoy y registran todo, a lo que me acostumbré ya y no me importa, dejo la puerta sin cerrar, ni siquiera sé por dónde andan las llaves de la casa.

Y basta de novelón, pero todas estas cosas tenía que contarlas. Como te he dicho, estoy viejo, puesto ya el pie en el estribo, y hay que ser honestos. A propósito, de colofón, fue Alain cuando pequeño quien inició la serena liberación incestuosa a la que consentí de buena voluntad pero nunca busqué.


Comentario privado al autor: © Antonio Bou, 2000, [email protected]
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