Los
años noventa y la poesía peruana |
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César Ángeles L. |
(Breve antología de Paolo de Lima)
¿CÓMO ENTENDER tus largas razones premeditadas?
La brisa viene detrás de sentimientos encontrados
de los que nadie dijo nada. Una oración
mantendrá la duda a nuestro alcance
y al obedecer tu silencio seré cómplice
callando.
La palabra cogerá un gesto de esquina,
ése que nace a cada confrontación, difuso y tardío.
El tiempo anochecido en tus calmadas formas
procurará cada par de escurridizas excusas: olvídalo.
Volvemos a observar la piedra meridiana
tan lejos del tacto, al cercar un corazón
cruzado de brazos ante la injusticia, como
cuando el resplandor devolvió dignidad a tus sueños
y te fue negado el mensaje. Entonces
las páginas serán comprendidas
y callaré sin dar entendimiento a mis miradas.
Ya será vano, para entonces,
llorar o conceder el perdón si se quiere
porque nos habrán denunciado las cosas.
(de Cansancio)
Como un muerto destiñendo su ilusión la noche
Te dice: «¿Crees que eres el único?». Levantando aquella
Brillante espada atravesando cadenas las aguas
Se sacuden y tú debes guarecer tras aquel muro
Tu pasión con cortinas cerradas
Al largo camino de las obstinaciones.
(Una muñeca saludando a cuantos tocan su barbilla
Una soguilla a punto de prenderse, una nueva
Invitación al desequilibrio).
Unes tu mirada a ese jardín cuidado y limpio
El camaleón pasea sus colores por el descorchado edificio
Tres leones se quejan de que un ave les quite
Su carne y el cielo guiña el ojo contento de tan insólito
Triunfo. Tus perezas caen al fuego
O ya fuiste tocado por salubre agitación.
Paseas tus ideas como sobre sala de video-juego
Y recoges tus pies ante las cenizas del mar. Salado
y crudo es el deseo que amparas.
Casi extenuado recuestas tu perfecta desnudez
En las tablas sucias de los desvelos. Una
Mañana inédita para los cables de luz.
Un mes, tres calles, cinco desiertos:
No hay dominio.
(de Mundo Arcano)
Como por un desfiladero de nieve, abrazados al rápido vaivén
que nos destila
Calculando de antemano la hora más calurosa del que duda
Una clara decisión de fuga apareció en nuestros rostros, una
intención
De vida: Nunca nos propusimos hablar, nunca escucharlos.
Avisa, ve, y salta. Los edificios te dicen ven, ven por aquí; y para
comenzar
No está mal: La ciudad comienza a interesarse por ti (aunque también
Te trague). «He lavado sobre las aceras mis huellas. No sabía de caricias,
Ni de bullas almacenadas en los parques, en los desagües más ruines».
De nada la flojera y las ganas de dejarlo todo
De nada ese desdén que nos acompaña.
Has de ver también adolescentes con fusiles, cucharas sin platos:
Tus placeres tuvieron nuevos dueños cuando te ofrecieron callar.
Recuerda conmigo esa larga aspereza en la piel
La cálida seducción de los traidores y si quieres
Ten esta nostalgia amordazada por el día-
Un nuevo entretenimiento te sostiene.
¿Y si el miedo nos atropella, nos conduce con nuestras mejores intenciones
Al abrevadero del planeta? Mitómana curiosidad de aprender:
El que sabe vendrá a cocinar o será cena, vendrá con
su tos hoy mismo:
Como esta neblina instalada aquí con nosotros por siempre jamás.
Jamás como una mordiente cólera que recorre
La virtual señal del camino donde se trafican los deseos
Que vienen hacia ti o hacia cualquier parte.
Por no saber zafarnos de esta gran estafa la cólera.
(de Mundo Arcano)
En diciembre del 2000, Paolo de Lima concluye su Maestría en Creación Literaria en la Universidad de Texas, de El Paso. En el Perú trabajó y colaboró en diversos periódicos (Página Libre, El Comercio, El Sol, Cambio) y revistas (Arco Crítico, Motivos), así como en una galería de arte (Borkas). A principios de los noventas participó en las actividades y pronunciamientos del Movimiento Cultural NEÓN. También es colaborador de Ciberayllu. ([email protected])
© 2000, César
Ángeles, [email protected]
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