Lucha de dioses y creaciones humanas en la costa andina
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Eusebio Manga Quispe |
Anónimo Tradiciones de Huarochiri [1598]
1598 Runa yn.°
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1. CON Y PACHAKAMAQ
(Recogido por Gutiérrez de Santa Clara, publicado en 1544-48).
«[...] el primer dios que hubo en la tierra fue llamado Cons, el cual formó el cielo, sol, la luna, estrellas y la tierra, con todos los animales y lo demás que hay en ella, que fue tan solamente con el pensamiento [...], y que formó con su resuello todos los indios y los animales terrestres y aves celestes y muchos árboles y plantas de diversas maneras. Y que después de desto se fue a la mar y que anduvo a pie enjuto sobre ella, y sobre los ríos y que crió todos los peces que hay, con sola su palabra, y que hizo otras cosas maravillosas, y que después se fue desta tierra y se subió al cielo. Decían más estos indios, que dende a mucho tiempo y a muchos años y siglos vino a la tierra un otro dios más poderoso que Cons, llamado Pacha cama, que quiere decir: «Hacedor del mundo, o reformador», y que destruyó con fuego y agua todo lo hecho y criado por el dios Cons, y que los indios que había los convirtió en simios y monas y los envió a vivir a los Andes (Selva) y a los valles que hay por allí [...]».
«Y que después de destruidas estas tierras, dicen los indios que el dios Pachacama, como poderoso en todas las cosas y por otra parte misericordioso, las tornó a reformar y a mundificar, y que crió de nuevo otros indios y muchas indias bien hermosas, [...]. A los unos hizo poblar la serranía, [...] y a los otros mandó poblar los llanos de la marina, [...]. Salidos fuera de estos valles [desierto‑arenales] lo quemó todo el fuego y que la ceniza se tornó después en arena, y que después de hechas estas cosas, con otras muchas, dicen que [Pachacama] se tornó al cielo. (Gutierrez [1544-1548], 1963: L.III, Cap. LVI).
2. MITO DE CON Y PACHAKAMAQ
(Recogido por Francisco López de Gómara, publicado en 1552).
«Dicen que a los comienzos del mundo vino por la parte septentrional un hombre que se llamó Con, el cual no tenía huesos. Andaba mucho y ligero, y acortaba el camino bajando las sierras y alzando los valles solamente con la voluntad y su palabra, como hijo del Sol, que decía ser. Llenó la Tierra de hombres y mujeres que crió, y les dio mucha fruta y pan, con las demás cosas necesarias a la vida. Pero, sin embargo, enojado por lo que algunos le hicieron, volvió la buena tierra que les había dado en arenales secos y estériles, como son los de la costa, y les quitó la lluvia, pues nunca más desde entonces volvió a llover allí. Les dejó solamente los ríos, por piedad, para que se mantuviesen con regadío y trabajo. Sobrevino Pachacama, hijo también del Sol y la Luna, que significa criador, y desterró a Con, y convirtió sus hombres en gatos, por lo cual algunos negros tienen gesto de tales; tras de los cual crió él de nuevo a hombres y mujeres como son ahora, y los proveyó de cuantas cosas tienen. Por agradecimiento a tales mercedes le tomaron por dios, y por tal lo tuvieron y honraron en Pachacama, hasta que los cristianos lo arrojaron de allí, de lo que mucho se sorprendían.» (López de Gómara 1985: Págs. 184‑185).
3. MITO CON Y PACHAKAMAQ
(Recogido por Agustín de
Zárate, publicado en Amberes 1555).
Sólo reproduzco lo concerniente al tema Con y Pachakamaq.
Capítulo X. De las opiniones que los indios tienen de su creación y de otras cosas.
«[Fol. 19 r.]. Como los Indios no tengan escriptura (según es dicho), no saben el origen de su creación ni el fin que uvo el mundo en el diluvio como ello passó, sino, añadiendo y componiendo en cada siglo lo que a cada uno le parecía, dizen que de la parte del Septentrión vino un hombre que no tenía huesso ni coyuntura, y que cuando caminava acortava o alargava el camino a su voluntad, y levantava y abaxava las sierras, y que éste crió los Indios que en aquel tiempo avía, y que, por enojo que le hizieron los Indios de los llanos, les convertió toda la tierra en arenales, y mandó que no lloviesse allí, más de que les embió los ríos, con cuya agua y riego se sustentassen. Este dezían que se llamava Con, y que era hijo del Sol y de la Luna, y lo tenían y adoravan por Dios, y mantenía con yervas y frutas silvestres las gentes que crió, hasta que de la parte del Mediodía vino otro hombre más poderoso que se llamava Pachacama, que quiere dezir criador, que también era hijo del Sol y de la Luna, y que con su venida desapareció Con. Y quedando aquellas gentes sin capitán, Pachacama les convertió en aves, y en monos, y gatos, y ossos, y leones, y papagayos, y otras aves que andan por aquella tierra y que éste crió los Indios que agora son, y dio industria para labrar la tierra y árboles, y le tenían por Dios y todos los principales que en la tierra morían se ivan a enterrar [fol. 19.v] a la provincia que de su nombre se llamó Pachamaca [sic], donde él residía, que es quatro leguas de la ciudad de los Reyes, y que duró Pachamaca [sic] muchas edades, hasta que los Christianos llegaron al Perú, que entonces nunca más pareció, por donde se cree que devía de ser algún demonio que les hazía entender todas estas vanidades». (Reproducido del apéndice del artículo «Zarate ou Lozano» de Marcel Bataillon. Revista Caravelle, Cahiers du Monde Hispanigue et luso, Págs. 22 y 23 brésilien 1, Universidad Tolousse, Francia 1963).
4. MITO DEL SOL (PADRE DE
VICHAMA) Y PACHAKAMAQ
(Carta annua de los Jesuitas 1617).
«Por ser grande el numero de guacas y se yba descubriendo pregunto el visitador en algunos pueblos de origen dellas y dixeronle una historia que, aunque es ridicula, la pondré aquí: Dicen ser traddicion entre ellos que en tiempo antiguo ubo una grande seca y falta de comida en esta tierra y que en ellas salio una vieja al campo a buscar algunas raizes// que comer y estandolas buscando con muchas lagrimas bajo del cielo el sol y preguntandoles la causa de su llanto le prometio facil remedio y le mando se ynclinasse como de antes estaba cogiendo sus rayzes. Hizolo ella y el salto por encima della como quien juega al juego de los officios y deste salto quedo preñada y al cabo de quatro dias pario un hijo. Apenas avia parado quando luego llego alli Pachacama (que es una guaca muy célebre y muy comun en este reino, y esta a quatro leguas de Lima junto al mar a la parte del Zur; el qual despedaço el muchacho a vista de la madre y le dio los dientes como semilla de mais, los güesos para semilla de yerbas y camotes y la carne para semilla de pepinos y otras frutas y desde entonces aca dizen no aver avido falta de estas cosas. Fuesse el Pachacama y volvio el sol y hallando a la madre desconsolada por muerte de su hijo hizo que del ombligo que el habia enterrado en cierto lugar saliesse otro muchacho hermoso a quien llamo unos dizen Vichama, otros Villama. Desde quentan que andubo peregrino muchos años y visto todo el mundo y que en el ynterin el Pachacama mato a su madre y hecha pedaços la dio a comer a condores y gallinazos. Buelto Bichama de su peregrinacion y saviendo lo succedido, busco y junto los güesos de su madre y consolo decirle: Madre lavantate, la resuscito: pero queriendo vengar su muerte y no pudiendo hazerlo en el Pachacama que ya se avia huido por la mar al lugar donde oy esta executo su colera y enojo en los curachas [curacas] y en el resto de los yndios. A los curacas principales convirtio en piedras que fuessen guacas adoradas como dioses y a los yndios plebleios en piedras ordinarias y por que no quedasse sin yndios la tierra caieron del cielo tres buebos, uno de oro de que proceden los curacas y principales otro de plata de que sus mujeres y otro de que proceden los yndios plebleyos». Annua de 1617 (Arch. Societatis Jesu, Roma, Peruana Letterae annuae, T. III. Peru 14, fol 54 54v. recogido por Pierre Duviols 1983-).
5. MITO DEL SOL (PADRE DE VICHAMA) Y
PACHAKAMAQ
(Recogido por Antonio de la Calancha, publicado en 1638).
«Que no había en el principio del mundo comida para un hombre y una mujer que el Dios Pachacamac había criado. Y murió de hambre [el hombre] y quedó una sola mujer, que saliendo un día a sacar raíces de hierbas entre espinas, con que poderse sustentar al campo, alzó los ojos al Sol, y entre abundantes lágrimas y quejosos suspiros, le dijo al Sol así: «Amado Criador de todas las cosas, ¿para que me sacaste a la luz del mundo, si había de ser para matarme de pobreza, y consumirme con hambre? ¡Oh, nunca te acordarás de criarme de la nada, o me acabarás al punto que salí a este mundo, yo sola viva en el, sin sucesión de hijos, pobre, afligida y sola; ¿Porqué o Sol, si nos criaste nos consumes? y, como si eres, el que reparte luces, muestras ser miserable negándome el sustento no pareces piadoso, pues no te compadeces de los afligidos y no socorres a los que criaste tan desdichados; permite o que el cielo me mate con su rayo o la tierra me trague acabando tan trabajosa vida o socorreme benigno pues me criaste, omnipotente [...].
«Compadecido el Sol bajo alegre, salúdola benigno, y preguntó la causa de su lloro, fingiéndose ignorante y ella le dijo el afán de su vida, el trabajo de buscar el sustento entre espinas y la triste pasadía librada sólo en desenterrar raíces; [...]. Oyendo (el Sol) sus lastimas, condolido de sus lágrimas, le dijo palabras amorosas, que depusiese el miedo, que esperase descansos, porque ya no sería causa de sus penas la que hasta allí lo había sido de sus congojas [...]. Mándole que continuase en sacar las raíces, y ocupada en esto, le infundió sus rayos el sol, y concibió un hijo que dentro de cuatro días con gozo grande parió, segura ya de ver sobradas sus venturas, y amontonadas las comidas.
«Pero salió al contrario, porque el dios Pachacamac indignado de que al Sol se le diese la adoración debida a él, y naciese aquel hijo en desprecio suyo, cogió al recién nacido semidiós, y sin atender a las defensas y gritos de la madre, que pedía socorros al sol padre de aquel hijo y también padre del Dios Pachacamac, lo mató despedazando en menudas partes a su hermano (sic) [...]. Pero Pachacamac porque nadie, otra vez, se quejase de la providencia de su padre el Sol de que no producía mantenimientos, ni la necesidad obligase a que otro que él se le diese la suprema adoración sembró los dientes del difunto y nació maíz; [...]. Sembró las costillas y huesos, nacieron las yucas, [...] y las demás frutas de esta tierra que son raíces. De la carne procedieron los pepinos, pacayes y lo restante de sus frutos y árboles y desde entonces no conocieron hambre ni lloraron necesidad debiéndosele al Dios Pachacamac el sustento y la abundancia [...].
«No se aplacó la madre con estas abundancias, porque en cada fruta tenía un acordador del hijo y un siscal [sisal] de su agravio; y así su amor y la venganza la obligaban a clamar al sol, y a pedir o el castigo o el remedio de sus desdichas. Bajó el sol [...] condolido de la mujer que le lastimaba; y preguntándole, dónde tenía la vid y ombligo del hijo difunto, se lo mostró, y el sol dándole vida creó de él otro hijo, y se lo entregó a la madre, diciéndole, toma y envuelve en mantilla a este hijo que llora, que su nombre es Vichama (otras informaciones dicen que Villama). Crió al niño [...] creció hermosísimo, hasta ser bello y gallardo mancebo que a imitación de su padre el sol, quiso andar el mundo y ver lo criado en él, consultó a la madre y continuó su viaje, [...].
«No hubo bien comenzado su ausencia, cuando el dios Pachacamac mató a la que ya era vieja, y la dividió en pequeños trozos, y los hizo comer a los cuervos índicos que llaman gallinazos, y a los buitres peruanos que llaman cóndores y los cabellos y huesos guardó escondidos en las orillas del mar, crió [nuevos] hombres y mujeres que poseyesen el mundo y nombró curacas y caciques que lo gobernasen.
«Volvió el semidiós Vichama a su patria, que se llama Vegueta, [...]. Deseoso de ver a su madre no la halló, supo de un curaca el cruel castigo [...]. Convocó [a] los que habitaban aquellos valles. Preguntó por los huesos de su madre, supo dónde estaban, fuelos componiendo como solían estar y dando vida a su madre la resucitó a esta vida. Trató de la venganza y fue dispusiendo al Dios Pachacamac. Pero él (Pachacamac), por no matar a este otro hermano (Vichama, hijo del Sol), enojado con los hombres, se metió en la mar en el sitio y paraje donde ahora está su templo y hoy el pueblo y valle que se llama Pachacamac de quien vamos hablando.
«Viendo el Vichama que se le había escapado el Pachacamac, bramando encendía los aires y centellando atemorizaba los campos [...]; volvió el enojo contra los de Vegueta y culpándoles de cómplices, no porque mataron sino porque permitieron (la muerte de la madre de Vichama) [...]. Pidió al sol su padre los convirtiese en piedras [...] las criaturas que formó el Pachamamac ya invisible [...].
«No hubo bien ejecutado el castigo el Sol y el Vichama, cuando se arrepintieron de la impiedad que lo que la ira yerra [...]. El Sol y Vichama no pudiendo deshacer el castigo, quisieron satisfacer el agravio y determinaron dar honra de divinidad a los (restos de los) curacas y caciques, a los nobles y a los valerosos, y llevándolos a las costas y playas del mar, los dejó a unos para que fuesen adorados por guacas (Waka) y a otros puso dentro del mar, que son los peñoles [...] y cada año ofrecían hoja de plata, chicha y espinco con que se aplacasen los tales convertidos, dado el primer lugar al Curaca Anat, que es un peñón o roca, una legua de tierra rodeada de mar, por ser éste el mayor que entonces era de los hombres, (y por esto es hoy el de mayor adoración entre estos indios) [...].
«Viendo el Vichama el mundo sin hombres y las guacas (Waka) y Sol sin quien los adorase, rogó a su padre el sol criase nuevos hombres, y él le envió tres huevos, uno de oro, otro de plata y otro de cobre. Del guevo de oro salieron los curacas, los caciques y los nobles que llaman segundas personas y principales; del de la plata se engendraron las mugeres de estos, y del guevo de cobre la gente plebeya, que hoy llaman Mitayos, y sus mugeres y familias. Este principio creian como si fuera artículo de Fé todos los indios de guaura, de Cupi, de la Barranca, de Aucayama, de Guacho, de Vegueta, i los que abitan la costa,(.....) i los pueblos que corren la costa al mediodía hasta arica que venera sus peñoles, rocas, o escollos, solo diferencian este origen, diciendo, que los ombres que se criaron despues para poblar este mundo, i adorar con sacrificios a los Dioses y guacas, los criò del Dios Pachacamac, enbiando a la tierra quatro estrellas, dos varones y dos enbras, de quien se procrearon los Reyes nobles y generosos, i los plebeyos, pobres i serviciales. Mandando el supremo Dios Pachacamac que a las tales estrellas que él avia enviado, y las bolvia al cielo, i a los Caziques i Curacas convertidos en piedras los adorasen por guacas, ofreciédoles su bebida, i plata en oja.» (Calancha: 1639, L. II, Cap. XIX).
© 2001, Eusebio Manga Quispe, [email protected]
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