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Arguedas, en esos meses, se movía entre Chile, Chimbote y Lima, escribía El zorro de arriba y el zorro de abajo, así como los conmovedores y definitivos «diarios» que se incluyen en ese póstumo libro, y planeaba su suicidio. En noviembre, en su pequeña oficina que ya no existe de La Molina, se disparó un tiro que acabaría con su vida luego de unos días de agonía. Desde entonces, su presencia no ha hecho más que cumplir con lo que Manuel Moreno Jimeno, poeta y amigo suyo de toda la vida, escribió en 1976: «Contra su muerte, José María Arguedas ahora está y estará siempre creciendo entre nosotros con la vibración encendida de su letra, de sus textos inmortales.» Gracias a la sugerencia original y feliz de Víctor Hurtado Oviedo, decidimos abrir en Ciberayllu una sección dedicada a José María Arguedas, que lanzamos por fin el 7 de mayo pasado, con tres escritos previamente aparecidos en diversos libros. Intentaremos que esta sección incluya tanto ensayos acerca de la obra arguediana como testimonios personales, e incluiremos gradualmente información biográfica y bibliográfica. El trabajo que abre Arguediana que así se llama esta sección es un ensayo de Alberto Escobar que incluye tanto análisis como testimonio, pues el autor fue amigo cercano de Arguedas además de ser un reconocido crítico literario y lingüista. También son parte de esta entrega inicial un ensayo de Nelson Manrique que discute la visión arguediana del mestizaje, y una crónica de la peregrinación que Rodrigo Montoya hizo siguiendo los pasos de Arguedas cuando fue a estudiar las comunidades españolas. Días más tarde, añadimos una crónica personal y familiar de la poeta Cecilia Bustamante. Trataremos de que «Arguediana» se constituya un recurso importante para entender a Arguedas, lo que ayuda a entender al Perú y a América Latina. El material literario publicado en mayo proviene de peruanos de la diáspora. Por el trabajo que ha significado, y por tratarse del regreso a la poesía de uno de los verbos más notables de la generación del setenta, quisiera subrayar la contribución de Óscar Málaga Gallegos, que desde la lejana Beijing le ha otorgado a Ciberayllu el privilegio de ser el medio para romper un silencio poético de varios años. «Escrito al borde de las cataratas de Bei-Lung»; es un poema extraordinario, trabajado con precisión de artesano, que conmueve por la ausencia que trasunta, pero que se aferra a la esperanza: «Completamente solo. Defendiéndome con tu sonrisa.» Desde Suecia, Ernesto Gianoli (que ahora ya está en Chile), Esteban Vargas, Erik Echegaray, Renato Gianoli y Tulio Campos se propusieron (sospecho que una de esas largas noches de invierno subártico) escribir un cuento colectivo. El resultado de sus esfuerzos es una historia muy limeña de jóvenes radicales. Y cerramos el mes con cuatro poemas de un libro que Jorge Pereyra, cajamarquino en los Estados Unidos, tiene en preparación. También se ha puesto al día la sección de notas brevísimas sobre libros de interés para nuestros lectores. Hasta el próximo mes. Domingo Martínez Castilla © Ciberayllu 1999. Todos los derechos reservados. |
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