Todas las sangres: ideal para el futuro del Perú
[cuatro]

[Ciberayllu]

Rodrigo Montoya Rojas

Bibliografía

 

4. Los indios y el quechua han desaparecido, nadie en el Perú quiere volver al Tawantinsuyo, todos quieren el capitalismo

En el último capítulo del libro, MVLl afirma rotundamente que la sociedad andina tradicional y el quechua ya no existen, que nadie quiere ningún colectivismo y que todos buscamos un país burgués abierto:

Mario Vargas Llosa sí inventa un Perú de ficción: los indios y el quechua ya no existen.

En el último capítulo de La utopía arcaica MVLl rompe el ritmo del libro y del relato. Sale de las dos historias, la vida y la escritura, y cae en un ensayo lleno de debilidades, construido con sólo impresiones, sin fuentes serias ni nada que provenga de su propia experiencia de investigación. No podía ser de otro modo si se toman en cuenta que él no es un investigador académico de la realidad, y su larguísima ausencia del país. En medio de una especie de arreglo de cuentas con los últimos años del Perú emerge a la superficie su deseo confundido con la aparente realidad de la desaparición de los indios.

Si antes de publicar el libro MVLl hubiera pasado sólo 24 horas en 1996 en alguna de las provincias quechuas de los Andes peruanos no habría escrito lo que escribió. Si bien es cierto que el monolingüismo indígena en general disminuye y el bilingüismo con el castellano crece rápidamente, el tendría necesidad de traductores para comunicarse adecuadamente. Si hablara con ellos y ellas se enteraría de la manera como defienden al mismo tiempo algunas de sus tradiciones mayores de solidaridad y como reclaman sus derechos y aprenden el castellano para defenderse mejor y ensanchar los limitados espacios de ciudadanía que el sistema político peruano les ofrece. Si hubiera pasado otras 24 horas en alguna de las Comunidades Nativas de la Amazonía habría tenido aún más graves problemas de comunicación y si los hubiera resuelto adecuadamente habría descubierto que allí las organizaciones indígenas reclaman su territorio como espacio multiétnico para la reproducción de su cultura y no únicamente como una parcela para sembrar plátanos o yucas, o criar algunas cabezas de ganado, y reclaman también su derecho a la diferencia para asumir la ciudadanía peruana que admiten claramente y una ciudadanía étnica propia23. Rechazan con razón las propuestas coloniales de «integración» entendida exclusivamente como renuncia a lo suyo y plena adopción del modo de vida occidental. Hay en la práctica de las organizaciones indígenas de la Amazonía sudamericana un cuestionamiento práctico del carácter etnocéntrico de la teoría occidental de la ciudadanía, derivada de la revolución francesa, del primado de la igualdad sobre la diferencia y del primado del derecho de los individuos sobre los derechos colectivos. Quieren ser peruanos y Huambisas, por ejemplo, al mismo tiempo, del mismo modo que MVLl ejerce su legítimo derecho de tener dos nacionalidades.24

En los Andes y en la Amazonía los indígenas de 58 grupos étnicos se apropian libremente de la tecnología y el castellano que requieren para vivir en mejores condiciones y para defenderse de quienes los siguen tratando como bestias de carga, sin que esa apropiación signifique renunciar a sus lenguas y sus tradiciones. Para ellos no hay oposición entre los ideales de justicia y libertad de la modernidad y los valores de solidaridad y reciprocidad de su propia tradición. Los problemas aparecen cuando en los otros segmentos urbanos y no indígenas del país se discute sobre la falsa alternativa modernidad o tradición. Si MVLl hubiera visitado algunas escuelas vería en ellas múltiples y diversos esfuerzos de educación bilingüe intercultural, como un recurso pedagógico indispensable para no confundir la lengua materna con la segunda lengua y para no culpar a los niños indígenas de los gravísimos errores cometidos por la educación oficial que impone el castellano y es el responsable de esa gravísima confusión25. Si además se hubiera acercado a algunos de los pueblos jóvenes de Lima —como Villa el Salvador, por ejemplo— habría podido descubrir nuevos embriones de defensa de la cultura andina quechua —como el Grupo Integración Ayllu, por ejemplo— en los que reproducción del principio de solidaridad de los Ayllus es una de sus propuestas más importantes. Nada tiene de extraordinario ni de contradictorio que ingenieros egresados de la Universidad Nacional de Ingeniería o de la Universidad de San Marcos que trabajan para empresas peruanas y multinacionales sean los animadores de estos embriones.

En todas partes, en Lima como en los Andes y en la Amazonía, hay también seguramente miles de personas que tienen un discurso antioccidental que se parece a lo que MVLl llama utopía arcaica, porque en ellos pesan demasiado la amargura, la rabia, y el deseo de revancha, del mismo modo que hay otros miles de personas dispuestas a renunciar a todos los signos y símbolos indígenas para aculturarse, enmascararse y parecerse lo más rápidamente posible al modelo occidental. Esa es la complejidad, ambigüedad y contradicción de cada uno de los fragmentos del Perú y del Perú visto en conjunto.

Comete un grave error al afirmar que en el Perú todos queremos el desarrollo del capitalismo y que nadie se acuerda del Imperio Incaico, ni nadie piensa en los incas. Su convicción absoluta sobre la bondad del capitalismo no es compartida por todos los peruanos y peruanas. El tiene todo el derecho del mundo de creer en esa bondad, pero se equivoca al atribuirle esa misma convicción a toda la población del país. En un momento en el que la pobreza y el desempleo siguen creciendo, a pesar de todas las reformas favorables a la reestructuración capitalista, habemos muchos centenares de miles de peruanos y peruanas que no creemos en la supuesta bondad del capitalismo. En tiempos de crisis tan seria como éstos, el recuerdo de los Incas y su reino sin hambre no deja de aparecer en la memoria.

Vargas Llosa: hombre de fe, contradictorio, de convicciones absolutas, pasional, tropical, siempre en el ojo de la tormenta y al borde mismo de la desmesura

MVLl es el escritor apasionado por la literatura y por la política, en ese orden, sin compromiso político en su trabajo literario, salvo el exclusivamente artístico. Tiene fe en lo que cree, es dueño de convicciones absolutas: en su madurez es un heraldo defensor calificado de la modernidad, del capitalismo, del liberalismo, del progreso, del mercado, del individuo y de la ciudadanía cosmopolita26. Cree firmemente en la razón. Al mismo tiempo, es enemigo declarado de la utopía arcaica, de toda forma de socialismo, de todo control del Estado, de toda forma de organización tribal o colectiva y de todo nacionalismo. En otro tiempo, allá por los sesenta era un heraldo de la causa socialista, un defensor calificado de la revolución cubana, un compañero de ruta de los guerrilleros, un defensor ferviente de los dirigentes de izquierda encarcelados27. Siempre cree tener la razón.

Le gustan las posiciones extremas. Sin ninguna ambigüedad propone escoger: modernidad o utopía arcaica; progreso o pasado, individuo o colectividad (tribu), racionalidad occidental o irracionalidad del resto; presente o pasado28. En su primera época defendió la causa de la justicia. Ahora le interesa por encima de todo la libertad (¿justicia o libertad?). Tiene una aparente pasión por estar en el ojo de la tormenta y al cabalgar sobre posiciones siempre extremas cae en la desmesura. Atribuirle a Arguedas una fidelidad «instintiva» a su supuesta utopía arcaica es inadmisible aún dentro de la propia racionalidad occidental. Decir que alguien es instintivamente socialista o fascista es una enorme tontería.

Su vehemencia no es una invención del lector atento de sus obras literarias, de sus ensayos y de sus declaraciones de prensa; él mismo la admite como parte de su tropicalidad latinoamericana: su última frase en la conferencia en el Foro Político Cultural de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania fue: «Les agradezco mucho la atención y les pido disculpas, no solamente por lo largo, sino por lo vehemente que ha sido mi exposición. Ya saben ustedes que los latinoamericanos somos ‘tropicales’. Yo les he dado con mi vehemencia una prueba de ese tropicalismo latinoamericano». ¿Somos todos los latinoamericanos vehementes y tropicales como él? Esa afirmación carece de toda seriedad. El tiene todo el derecho del mundo de sentirse tropical, pero no tiene ningún de derecho de atribuirle su tropicalidad al resto de los latinoamericanos.

¿En qué se diferencia el laureado escritor de los enemigos de los indígenas? ¿Dónde quedó el intelectual que no aceptó el orden existente de los años sesenta? Luego de haber sido un crítico del capitalismo ahora es uno de sus conversos defensores más calificados y oídos. La fuerza de su palabra se vuelca entera en la crítica implacable de toda propuesta de izquierda. En su gran viraje se ha convertido en un indiscutible conservador. Es un defensor del capitalismo en el mismo momento en el que desde dentro del capitalismo empiezan a verse los límites del neoliberalismo. El tiene la convicción absoluta de que el capitalismo ya ganó la guerra contra la izquierda, pero el desempleo y la desigualdad en la distribución del ingreso siguen creciendo y no tienen solución dentro del modo de producción capitalista. Confunde MVLl, otra vez, sus deseos con la realidad; con el andar del tiempo crece también la distancia que lo separa del Perú.

Lima, agosto de 1997.

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NOTAS
  1. Sólo seis años antes de publicar La Utopía arcaica, MVLl escribió en Harper’s Magazine, diciembre de 1990: "Los campesinos indígenas viven en un estado tan primitivo que la comunicación resulta prácticamente imposible". La revista Oiga publico este artículo el 3 de diciembre del mismo año.
  2. Sobre este punto ver el capítulo La ciudadanía étnica como un nuevo fragmento en la utopía de la libertad de mi libro Al borde del naufragio: democracia, violencia y problema étnico en el Perú (Montoya, 1992).
  3. En mi libro Por una educación bilingüe en el Perú: reflexiones sobre cultura y socialismo, (Montoya, 1990) se encuentra una análisis detallado de este problema y también una propuesta para resolverlo.
  4. La noción de convicción absoluta fue usada por MVLl en el informe oficial que escribió como Presidente de la Comisión nombrada por el gobierno de Fernando Belaúnde para investigar la muerte de ocho periodistas en Uchuraccay, (Ayacucho, 1983). Ver una crítica de las tesis principales de esa Comisión en mi artículo de 1984, publicado por el diario La República. (Montoya 1984).
  5. En noviembre de 1966, en la Mutualité de Paris le oí un excelente discurso en francés en defensa de Hugo Blanco, amenazado entonces con la pena de muerte. 25 años después como candidato de la derecha unida fue aliado de quienes pedían la pena de muerte para Blanco. Entonces era un escritor comprometido, sartreano "Frente a un niño que se muere de hambre, La náusea carece de peso" había dicho Sartre, el escritor admirado de su primera época. ( p. 24).
  6. En el artículo de Harper’s Magazine, ya citado, se pregunta si los barcos de Colón trajeron oportunidades o ruinas. Si nos preguntáramos qué oportunidades y qué ruinas, una respuesta sencilla a la pregunta sería trajeron oportunidades y ruinas.

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© Rodrigo Montoya Rojas, 1998
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